Muslos de pollo tandori con tamarindo
Mucho ha avanzado la investigación gastronómica desde que publiqué aquella receta de Pollo Tandoori en 2012. Entonces se decía que este era un plato puramente indio y que conseguir Garam Masala en España era casi una utopía. Hoy día se sabe que este plato es originario del Punyab, conocido desde los tiempos del imperio mongol, y por Internet yo consigo Garam Masala o cualquier otra especia, en el remoto pueblo de Mieres del Camino. De hecho, la pulpa de tamarindo, tan familiar en las cocinas tropicales y muy especialmente en India, solo nos sonaba de aquella famosa cumbia que popularizaron los 3 sudamericanos. En Amazon ya tienes de todos los colores, desde copos y agua, hasta salsas de multinacionales como la suiza Maggi. Yo uso un concentrado de la marca Natco que parece miel negra, pero que tiene unos aromas y sabores despampanantes.
Elaboración
En una buena ensaladera, ponemos los yogures, el zumo de la lima y las especias (de tamarindo le puse tres cucharadas por aquello del nombre del plato). Se revuelve con las varillas hasta que quede como una masa compacta y metemos los muslos (los de pollo, claro). Debe removerse bien con las manazas para que se embadurne sin dejar un resquicio. Dejamos reposar un buen rato, dos o tres horas, o mejor, toda la noche.
En India, y sobre todo en el Punyab, se asan en el tandoor, que es un horno de construcción, atizado a modo, con leña seca, hasta que supera los 400ºC, llegando casi a los 500ºC. Hoy se hacen de acero con sistema de calor por gas o electricidad, pero no tienen aquel saborcito tan divino de la lumbre. Les meto este rollo para decirles hasta qué punto deberíamos precalentar nuestro horno, pero antes de quemar la casa, pues dejaremos que se haga más despacio, aunque yo he probado el auténtico y es una pasada como queda de crujiente por fuera y de jugoso por dentro.
Ponemos una batea con las cebollas cortadas groseramente, rociamos con vino blanco y sal. Encima colocamos los muslos (los de pollo, claro) y al horno a 220ºC durante una media hora. Aunque se churrusquen un poco, no pasa nada porque ese saborcillo recuerda mucho al auténtico tandoor.
En India se sirve con cebolla, pero no aliñada, como hago a veces, si no partidas en cuatro y para adentro. Son así de rústicos. Y por supuesto arroz blanco, que lo ponen hasta con el café. A mí me apeteció más un poco de polenta, así que preparé una Polenta concia o taragna. Podía resultar un poco esquizofrénico, pero estaba riquísimo.
Maridaje
En la India, y más aún en el Punyab, de donde es originaria, este plato se acompaña con siempre con una bebida llamada Lassi, que es como un Tzatziki (Salsa de yogur y pepino), pero alargado con agua helada y a veces, perfumada con menta, mango, papaya, o lo que nos apetezca. La verdad es que yo la he probado con un poderoso curry, ya la verdad es que era como una caricia en la ardiente boca, como un beso adolescente, o sea, muy rico.
Más acorde con nuestras costumbres, para acompañar este viaje, repito puntualmente los consejos que di en Alitas de pollo lacadas con tamarindo: Ladrón de lunas Sauvignon, un vino de Utiel-Requena que sabe a maracuyá, piña y mango, y que cuesta menos de 6€.
Y no se olviden de los buenos moscatos de Asti, que los hay riquísimos y ya se pueden comprar en España.