Sidrerías asturianas
Es la forma autóctona de hostelería asturiana, o al menos así lo era hasta hace unos años en que la moda de la sidra cogió tal auge que hoy día se puede pagar bastante más por una comida en cualquiera de estos establecimientos que en el mejor de los restaurantes.
Antes se llamaban chigres debido a un peculiar tipo de sacacorchos de palanca (el que aparece en la foto), común a todos ellos y que fue inventado por un marinero que, aprovechando una maquinilla (chigre en términos náuticos), fabricó el curioso artilugio.
En este apartado hemos seleccionado las más representativas, cada una en un estilo diferente, desde una antigua y típica, La Figar, hasta los sofisticados y elegantes comedores de La Parra o la Cofradía del Puerto, donde casi da apuro pedir sidra para comer.
De todas formas las más tradicionales no están porque, para no cometer injusticias, habría que meter a todas y eso supondría por sí solo una guía más voluminosa que ésta.
Esta selección obedece a unos criterios de calidad que no suelen cumplir el resto: ruidos, humos, falta de limpieza, mal servicio, carencia de originalidad, decoración deprimente, etc.
De todas formas, cuando hayan ustedes probado éstas, ya sabrán por donde van los tiros y si les gusta ese ambiente, descuiden, que los bebedores de sidra somos parlanchines y camaradas y en cuatro días les habrán puesto al día de quién tiene el mejor palo de la temporada.
Comentario procedente de la guía Asturias Gastronómica 2003/2004.
En la edición 2005/2006, complementamos esta ilustración así:
La costumbre de escanciar la sidra provoca que ésta ruede por los suelos provocando malos olores, por tanto y salvo honrosas excepciones, suelen ser sitios bastante sucios.