Restaurantes
Casi medio siglo rodando por los comedores de medio mundo, ora como cliente, ora como cocinero, camarero o anfitrión, creo que es garantía suficiente como para poder afirmar que mi criterio no es el capricho de un aficionado y que, cuando alguien me dice aquello de “Para gustos se hicieron los colores”, siempre respondo “Sí, pero para eso estamos los críticos, para saber valorar objetivamente las calidades independientemente de nuestros gustos y que sea el lector quién, en base a sus gustos, pueda elegir entre el rojo y el azul, pero que no se encuentre con un marrón en su plato, cuando había pedido una naranja”
No hay puntuaciones, porque yo he sufrido en mis carnes la injusticia de este sistema de valoraciones.
¿Como podemos valorar con la misma vara una humilde pero honesta casa de comidas, y un rimbombante comedor de cocina de autor?
Es ridículo, absurdo, injusto y sobre inútil para el lector, que es para quién yo escribo, y no para dar coba a hosteleros pretenciosos que gustan de rodearse de hagiógrafos que les adulen y canten sus hazañas y milagros.
Mis críticas han sido motivo de serios disgustos y enfrentamientos, no porque sean crueles, que no lo son (yo he sido cocinero antes que fraile y jamás denigraré a ningún hostelero, salvo que sea un sinvergüenza, claro), sino porque nunca me he doblegado a los caprichos de esos mafiosillos que pretenden gobernar allí donde actúan y compran con lisonjas o amenazas, a los tiratintas y comesopas que buscan un plato de lentejas a cambio de su alma.
Por eso verán en mis guías, siempre claramente diferenciados los diferentes estilos de hostelería: sidrerías, parrillas, clásicos, etc., nunca puntuaciones, soles, estrellas ni otros rasgos diferenciales. Si están es porque merecen ser recomendados. Punto.
Todos los restaurantes incluidos en esta web, lo están de forma absolutamente gratuita.
Enciclopedia de gastronomía no admite publicidad de ningún establecimiento hostelero, aparezca este o no en nuestras páginas.
La selección de restaurantes y hoteles es totalmente subjetiva, exclusivamente a criterio y voluntad de Pepe Iglesias, hombre profundamente religioso y corrupto, aunque eso sí, muy caro, así que, mejor ni lo intenten, porque podrían salir referenciados, pero ¡Como!
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