Picantones al romero
La verdad es que estos llamados pollitos picantones son una porquería, porque en realidad son crías de pollos que ya de por sí no sabrían tampoco a nada de adultos puesto que son de una raza genéticamente modificada para su crecimiento sea visto y no visto, así que, sacrificados con apenas dos semanas, pues calculen lo que tienen de sabor.
La gracia está servir un pollo por cabeza, aunque conviene haber comido antes un buen primer plato, porque estos tienen menos chicha que una codorniz. Por eso les pongo un relleno, que eso siempre está rico y redondea el plato.
A mí gustaría poder comerlos con unos amigotes guarros para poder pegarles un buen puñetazo que los desencuaderne y coger las tajadillas con los dedos, como hacía el emperador Carlos V en su retiro de Yuste.
La receta
Adobamos los pollitos con un majado de mantequilla, ajo y sal.
Preparamos la farsa amasando la carne picada con la manzana picada en daditos, las ciruelas partidas en cuatro y el paté de pato.
Rellenamos cada animalito con esta pasta y rematamos metiéndole una ramita de romero por el culo (ya sé que suena feo, pero la cocina tiene estas cosas).
En una rustidera del tamaño apropiado, ponemos la cebolla y los puerros finamente picados, rociamos con el vino y una pizca de aceite, colocamos los bichitos encima, mirando hacia la Meca (ya me entienden) y calentamos a 200ºC hasta que se tuestan por ese lado. Luego les damos la vuelta, con las patitas hacia arriba y repetimos la operación que no durará más allá de cinco o diez minutos, hasta que se tuesten.
Guarnición.
Como ven en la foto yo los preparé con una escalivada natural, receta que pueden ver en Escalivada, pero también pueden funcionar unas patatitas en paja o alguna pasta tipo ñoqui
Un vino para cada plato
Para beber un albariño perfumado, de los buenos, a ser posible criado sobre sus propias lías, verán qué espectaculo.