Restaurante Marisquería La Zamorana

En la anterior edición situamos esta marisquería entre los Grades Clásicos, pero eso ninguneaba su fascinante barra, con esos gloriosos boquerones en vinagre, ese insuperable jamón de Joselito o esa sublime tortilla de patatas de Villayón, intolerable, así a Informales, la sección mas apetitosa de la guía.

Durante años se dijo que Madrid era el mejor puerto de mar de España, pero esto es otra dimensión, aquí, los bichitos que tenemos en el plato, horas antes nadaban por las aguas del Cabo Peñas.
La calidad de sus mariscos y pescados, así como el mimo con que los tratan en cocina, hacen que esta sea la mejor marisquería de España, pero así de tajante, sin paliativos.
Hay muchos quién se queja de las estocadas que los hermanos Méndez propinan a menudo, pero encerrarse en Las Ventas con seis vitorinos tiene su riesgo y el que quiera peces ...
A este comedor hay que venir con premeditación y alevosía, porque así, sin mas ni mas, sin ton ni son, meterse en un chiquero con un Miura es como de bobos. Hay que disfrutar de la adrenalina, no vale preguntar precios, ya que de mano sabemos que esas cigalas serán las mas caras del Cantábrico, pero también podemos tener la certeza de que no probaremos otra igual en todo el globo, así que conviene gozar de ella desde la entrada, desde el momento que nos llama tras el cristal de la cámara con sus brillantes y bermejos colores, susurrando como una golfa “¡Cómeme, cómeme!” y usted, valiente comensal que se ha adentrado en este mundo de placeres y perdición, señala orgulloso con el índice y dice con poderío: “Esa”. Lo demás huelga (si se fijan, en las pinzas llevan gomas, porque están vivas, rabiosas, ¡divinas!.).


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