Restaurante Mariño

Nuevos vientos soplan por esta casa y ya era hora, porque en los últimos años, las maravillosas vistas de su comedor no eran suficientes para satisfacer a unos clientes que esperaban una cocina acorde con el decorado.

Lo cierto es que deberíamos colocar este comedor entre los clásicos, de hecho me estuve planteando cambiar el nombre de Grandes Clásicos por el de Tradicionales y ahí sí encajaría bien, pero son dos conceptos diferentes y por eso Mariño se mantiene en Los Informales ya que su nuevo perfil se está creando por momentos y no creo que vaya precísamente por la linea de prescindir de sus rentables bodas y comuniones.
Desgraciadamente sigue siendo el único oasis digno de mención en ese vasto e incomprensible desierto gastronómico que se extiende desde Salinas hasta Luarca. Sobre todo teniendo en cuenta que sus pastos marinos son los mas exquisitos del Cantábrico, lo que implica que no hay mejores pescados ni mariscos en todo el litoral, aunque Lastres, Llanes, Ribadesella o Tazones tengan mas fama.
En esta casa conviene pedir platos sencillos, sobre todo en los pescados a los que Santiago sigue castigando con incomprensibles e insolentes cantidades de ajo crudo.
Cuidado con los fines de semana porque una boda puede inundar las instalaciones.


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