Pimientos rellenos a la húngara

Es curioso el amor que profesan los húngaros a los pimientos, hasta el extremo de que el pimentón  más famoso del mundo es el suyo y en la mayoría de los idiomas a esta especia se conoce como Páprika, que quiere decir pimiento en húngaro.

Les llegó a través de turcos, quienes lo conocieron a su vez vía Marruecos, Túnez, etc., ya que, al igual que el tomate, aunque lo trajeron a Europa los primeros conquistadores (Hernán Cortés y compañía), fue por la cuenca mediterránea por donde más se expandió, hasta el extremo de que en pocos años entró a formar parte de la cocina tradicional de todos los pueblos bañador por este mar.

Se conocen como Töltött páprika (lo de Töltött no tengo ni pajolera idea de qué significa, pero páprika sí sabemos ya lo que es).

Lo más importante es hacer un buen relleno, lo que en estas regiones suele llamarse Kefta . En este caso hay que ponerle un poco de arroz blanco y cargarlo bien de especias, porque el pimiento tiene mucho sabor.

Por lo demás es bien fácil.

Se decapitan las piezas que deben terciadas, cortándolas alrededor del rabo y vaciando el interior de pepitas y pellejos.
Se rellenan bien con la carne aliñada y se ponen de pie en la bandeja del horno, que debemos engrasar con aceite antes.
Espolvoreamos un poco de queso rallado por encima y se hornean así durante veinte minutos, o hasta que veamos que el queso empieza a tostarse. Entonces los tumbamos con cuidado de que no se salga el relleno y seguimos dándole fuego hasta que se tuesten un poco (otro cuarto de hora).

Aguantan muy bien de un día para otro, de hecho en Turquía es muy habitual verlos en tenderetes callejeros listos para llevar a casa y recalentar.