Patatas con morcilla moscancia y manzanas
Para los foráneos, diré que la moscancia es una morcilla fresca asturiana muy antigua (hay referencias escritas a ella del siglo XVIII), que lleva poca sangre y suele usarse en cocidos, ya sean de garbanzos, alubias o, en este caso, patatas.
Yo soy poco morcillero, pero después de la de Burgos, sobre todo la de Cigales, esta es la que más me gusta, entre otros motivos, porque no repite.
Si tenemos algún amigo que haga matanza, podemos pedirle que nos prepare unas con abundante puerro y calabaza, incluso con pasas y avellanas, y especiadas generosamente con comino y orégano. El resultado es espectacular.
Casi siempre, cuando diseño una receta, me imagino los sabores que tendrá el plato, pero a veces me llevo sorpresas, como esta vez, porque era un conjunto muy suave, casi como un cocido vegetariano.
Elaboración
Empezamos por hacer un sofrito clásico con los ajos, el puerro, el pimiento y las zanahorias. Cuando esté blandito, pero sin dorarse, añadimos el apio, las pasas y las patatas peladas y escachadas.
Se cubre todo con agua con sal y se deja cocer hasta que las patatas estén casi listas. Entonces se meten las morcillas y las manzanas y se deja el guiso con un calor suave para que estas no revienten (si vemos que se nos van, se pueden pinchar, pero cuidado, que nos pueden duchar de grasa de cabeza a pies). Y ya está.
Maridajes
Aunque el maridaje más evidente sería un vino blanco o rosado, en esta ocasión un tinto encajaría de maravilla. Eso sí, debe ser joven y afrutado, como Indispensable, D.O. Ampurdán, El Castro de Valtuille Mencía Joven, D.O. Bierzo, Parotet Vermell, D.O. Valencia, Tragolargo, D.O. Alicante, Ultreia Saint Jacques, D.O. Bierzo, u Honoro Vera Monastrell, D.O. Jumilla.