Ensalada de escarola
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 1998. Corregido y ampliado en Noviembre 2008
Se preguntarán ustedes qué misterio puede tener una simple ensalada para tener que publicar su receta en un periódico, bueno pues ninguno, lo que sucede es que, como a mi me vuelve loco esta combinación, pues se la recomiendo para que la prueben ustedes en sus casas, y vean hasta qué punto puede llegar a ser sabrosa una receta tan sencilla.
Aunque también doy otras alternativas para complicarla un poco.
Preparación
Como toda hortaliza que se va a consumir en crudo, la escarola debe lavarse bien, y dejarse una media hora a remojo en agua muy fría con un par de gotas de lejía.
Luego se vuelve a aclarar, y las hojas se parten al tamaño oportuno para poder ser comidas sin mancharnos de aliño las orejas.
Mientras la verdura se desparasita, vamos a ir friendo los curruscos, o picatostes, de pan.
Debe ser pan duro, que se corta en daditos, del tamaño de un dado de poker. Se p
ueden perfumar salpicando por encima un poco de agua en la que previamente habremos machacado un par de dientes de ajo. Luego se fríen en abundante aceite bien caliente, y se reservan.
Ahora vamos con el aliño.
En un bol de porcelana, o cristal, ponemos dos dientes de ajo muy finamente picados, y un puñadito de sal semi gruesa, o en escama, añadimos un chorrito de aceite de oliva, y con el mortero removemos procurando aplastar el ajo.
Se formará un amasijo de dudoso aspecto, entonces añadimos más aceite (según gustos y restricciones de los comensales), el zumo de medio limón, y batimos. Veremos como emulsiona hasta parecer una mahonesa cortada, en ese momento partimos un tomate bien maduro al centro, y lo estrujamos con la mano hasta que solo nos quede un amasijo de pellejos.
Se bate de nuevo y se prueba para ver como está de sal.
Montaje:
Ya con el aliño, los curruscos y la escarola solo falta montar la ensalada, y eso es tan sencillo como poner las hojas cortadas en una ensaladera grande, rociarla con el aliño de toma, remover bien, y adornar por la superficie con el pan frito.
Variaciones
Así ya es una delicia, pero si queremos rendir a nuestros pies al más férreo adversario (o adversaria, según sea el sexo, o preferencias del artista), podemos repartir también unos trocitos casi desmenuzados de queso de Gamoneu, o de algún Cabrales suavín. Hasta un afuega’l pitu puede darle mucha gracia a esta ensalada.
Otra versión es añadiendo al majado de ajos, un puñadín de cacahuetes. Es una tontería, pero como la escarola es un poco amarga, el fruto seco le hace un contraste dulce que resulta delicioso.
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