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Pasta fresca

Spaghetti bolognese
 
Spaghetti bolognese

Gracias a la colaboración de los célebres Karlos Arguiñano y Sofía Loren, que fueron contratatos multimillonariamente por una empresa nacional para convencernos de que la pasta española es la mejor del mundo, en nuestro pais este producto parace haberse puesto de moda y lo que era comida de internado, asilo y cuartel, ahora se vende a precio de pescado fresco.

Y la verdad es que un plato de tagliatelli con crema de boletus es una autentica delicia, siempre y cuando el autor sepa preparar cuidadosamente los hongos y que la pasta sea fresca.

Y aquí conviene detenerse para aclarar alguna duda.

A pesar de que en casi todos los hipermercados de Asturias se vende pasta fresca envasada en unas bandejitas de PVC transparente, muchas personas no saben muy bien de que se trata y por el precio que tienen, cuatro veces más que la seca, pues tampoco caen en la tentación de probarla.

La pasta fresca es aquella que después del amasado, estirado, palnchado, corte y primera cocción, se conserva húmeda y así para cocinarla basta con un hervor de poco más de un minuto.

Por el contrario la pasta seca, Pasta Asciutta, después de seguir el mismo proceso que la anterior, mediante un complejo sistema de saltos térmicos de frío a calor descubierto hacia 1800 en la villa italiana de Torre Annunziata, se contrae y deshidrata, lo que permite una larga conservación, lo que resulta imposible con la fresca que en consiciones normales desarrolla hongos en un tres o cuatro días.

Y ya que hablamos de curiosidades de la pasta y como parece ser que los españoles hemos aceptado de buen grado su origen italiano, pues para llevar la contrario, vicio que tengo desde que era niño, pues les voy a desengañar.

En primer lugar se atribuye a Marco Polo la importación a Europa de este alimento en el siglo XIII, procedente de las cortes chinas donde sirvió a las órdenes del Gran Kan Kubilai, lo cual es completamente absurdo ya que en España se consumían desde el siglo IX gracias a la cultura árabe.

Claro que si analizamos el escrito de Ramusio del cual se desprende la teoría de que fue el viajero veneciano quien trajo la pasta, al leer como afirma que en oriente los fideos se recolectaban de un arbol del pan al que los chinos adoraban, pues creo que está todo dicho. Además, las pastas chinas se elaboran con harinas de soja o de arroz, por lo que su aspecto después de cocidas es casi transparente y finísimo, practicamente inidentificable con los spaghetti occidentales. Así que de Marco Polo ¡nanay!.

El origen de la pasta es tan antiguo como el propio pan, quizás aún más, y ya los primitivos pueblos hebreos conocían una especie de lasaña llamada mazzoth, cuyo consumo se extendió por todo oriente medio hace más de dos mil años. Incluso en Armenia aún sigue siendo uno de los platos nacionales.

En la España mozárabe se comían lasañas, fideos y alcuzcuz, del que damos una buena receta un par de páginas más adelante, pero es más, incluso en la antigua Roma ya se comían algunos tipos de pasta, aunque debido al desconocimiento del proceso de deshidratación no se popularizó y para los banquetes patricios no era lo suficientemente refinada como para triunfar.

Pero lo importante es que son muy ricas, sanas, nutritivas, económicas y rápidas de cocinar, y como ya las han popularizado los famosos, pues no tenemos que leer las instrucciones del paquete para saber como comer los spaghetti.

Como narraba Julio Camba a la vuelta de un viaje a Italia: “Si ustedes ensayan el procedimiento, lograrán comer sus Spaghetti de una manera decorosa, y al mismo tiempo, distraeran a los vecinos de mesa con un bonito número de circo.”
 

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Escrito por el (actualizado: 27/02/2014)