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Helados incomibles

Helado de café
 
Helado de café
Publicado en el diario El Progreso, año 1993.
 

El domingo pasado comentaba que desde que las multinacionales de origen francés monopolizaron el aceite de oliva español, este producto tan vilipendiado durante siglos pasó a ser una autentica panacea defendida por médicos de los cinco continentes.

Otro tanto pasa con los helados. ¡Cuantas broncas hemos aguantado a nuestros padres por comer un helado! y ahora nos venden que la riqueza proteínica y calórica que contienen los "Helados de Nueva Generación", esos que representan un pie, una seta, una caricatura, etc., es tan saludable para los niños que podrían alimentarse exclusivamente de ellos durante todo el verano.

En fin, yo ya he dicho que no opino sobre los aspectos bromatológicos de los productos pero sobre lo que si opino es del daño que estas empresas están haciendo a nuestra gastronomía.

¿Cuantos restaurantes hay hoy día que no se molestan en hacer un solo postre casero y que en vez de ellos te ofrecen una despersonalizada carta con nombres rimbombantes que tan solo encubren una misma pasta helada de insondeable composición? ¡Y si al menos estuviesen a la temperatura adecuada...!

Yo he llegado a dejar reposar durante media hora una tarta al Whisky y cuando quise probarla aun estaba tan fría que apenas si se podía distinguir algún sabor.

¿Como se puede ser tan irresponsable de servir un helado a -18ºC?
Pero claro así no hay peligro de que si deja un poco mas de la cuenta el postre a la intemperie, este se desbarate y haya que cambiarlo con la consecuente perdida económica para el traficante en comidas, que es lo único que importa.

Un helado preparado con esmero por un restaurador puede ser un delicado postre, sacar un tarro del congelador y plantarlo sin más en la mesa, es una ordinariez.

Yo no critico la agresividad comercial de las empresas alimentarias francesas, estamos en una economía de libre mercado en que cada cual saca tajada como puede, lo que pongo sobre el tapete es la utilidad social de ese porcentaje de pseudo hosteleros que están empobreciendo la imagen de la gastronomía gallega, marcando un valor añadido injustificable sobre artículos que no llevan la menor manipulación personal y cuyo beneficio industrial debería ser similar al de una supermercado ya que están desempeñando una función parecida.

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Escrito por el (actualizado: 02/08/2015)