Flores de calabacín rellenas de queso
Publicado en el libro La Cocina masónica, año 1997.
INGREDIENTES (4 personas)
12 flores de calabacín (cuando echan flor, se deben entresacar la mitad para que las plantas puedan después nutrir todos sus frutos).
300 grs de queso fresco, tipo Fetta, Montsec, o en último caso Burgos.
2 huevos
50 grs de avellanas
Albahaca fresca,
Hoy día se ha perdido la costumbre de comer flores, lo cual absurdo ya que siempre han sido un producto gastronómico de lujo y es lógico ya que sus formas y colores invitan a todo animal a probarlas.
Tan solo algunos cocineros considerados como ultra sofisticados se atreven a acometer su coquinaria, vaya esta receta en homenaje a Marc Veyrat y a Abraham Garcia.
Puesta en marcha:
1. Las flores se ponen en agua fría para que tomen buena textura. Luego se escurren suavemente sobre un paño limpio y ya están listas.
2. En un bol pondremos la albahaca fresca recién picada, junto a las avellanas, la pimienta, el perejil y la sal. Se maja bien todo y luego se agrega el queso y un huevo. Hay que hacer una masa homogenea manejable ya que con ella habrá que rellenar las flores.
3. Hay que manejarlas con cuidado para evitar rasgaduras, pero no es demasiado dificil. Una vez rellenas, se les dobla la embocadura y se dejan reposar media hora en la nevera para que se consoliden y sean mas faciles de rebozar.
4. Colocamos dos platos, uno con huevo batido y otro con harina y pasamos cada flor por el huevo, luego por la harina y de nuevo por el huevo. Esta operación debe hacerse entre dos cocineros, mientras uno reboza y mete las flores en la sartén con abundante aceite caliente, el otro se ocupa de la fritura. Deben quedar bien doradas pero sin llegar a tostarse.
5. Se deben servir inmediatamente, bien calientes, para que el rebozado esté crujiente.
Variantes del plato:
Esta receta tiene el inconveniente que hay que estar cocinando sobre la marcha para que no se queden revenidas, pero yo las he probado frías, sobre una ensalada de flores de capuchina, todo aliñado con un chorrito de aceite virgen y unas gotas de Módena, y estaban francamente deliciosas. Son otra cosa, pero se deben probar de ambas maneras.
Libaciones:
Un vino blanco perfumado iría muy bien, quizás un Gewürztraminer.
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