Tortilla de patatas a la importancia
Si en la receta de “Patatas a la importancia” me quejaba de lo latoso que era este absurdo aunque sabroso plato, invento de Dª Emilia Pardo Bazán en uno de esos días proletarios que le salían de vez en cuando, la aplicación de este concepto en la cocina de sobras, es realmente digno de elogio, sobre todo con esa tortilla de patatas que nos sobró de la cena del día anterior.
Nos evitamos todo el latazo de pelar, cortar, rebozar y freír las patatas, simplemente recortamos el trozo de tortilla (hay que darle un poco de gracia al asunto), y lo ponemos a recalentar en ese caldito pobre que habremos hecho con el sofrito de cebolla (ver Patatas a la importancia).
En esa receta ya a punto las múltiples variaciones que se pueden introducir en la receta, como poner una cucharada "Pesto" en la salsa (el perfume que aporta la albahaca es una delicia), en este caso, como la tortilla no lleva harina y por tanto no va a engordar la salsa, pero la tortilla sí va a absorber bastante caldo, yo le pondría doble ración de pesto y para ya dejar fuera de juego a los comensales, la cubriría de queso Parmesano y la gratinaría al momento de servir, jurando hasta la muerte que se trata de una famosa receta piamontesa.
La receta
En realidad ya está todo dicho, pero bueno, desgranando:
Si la tortilla es gorda, se debe partir al medio para que resulte más elegante.
Con un molde cortador, se hacen las formas que más nos gusten, estrellas, lunas, rombos o simplemente discos (si no tenemos este artilugio, con una copita o taza de borde fino se pueden cortar en redondo).
Sofreímos la cebolla picada con al ajo y el perejil machacados (como va a llevar pesto, si este va alegre de ajo, pues podemos pasar de este majado) y cuando empiece a tomar color, regamos con una copa de vino blanco, damos un hervor para evaporar el alcohol, añadimos una tacita de caldo de pollo, metemos las formas y dejamos cocer lentamente un cuarto de hora para que la tortilla se embeba del caldo y se hinche, quedando tan esponjosa que habrá que manipularla con mucho cuidado para que no se deshaga.
Si vamos a gratinar, este último paso se puede hacer ya al horno y en una batea o fuente refractaria. Luego basta con espolvorear generosamente de queso Parmigianno, o Sbrinz, recién rallado y gratinar. Con este último detalle, las formas se consolidan y hasta podemos decir que se trata de un sofisticado Rösti en ver de las sobras de la tortilla de anoche.