Frittata al horno
No sé por qué aún me asombro de las truculencias gastronómicas que exhibe ese lugar llamado Wikipedia, pero cuando busqué el término “Frittata” y leí “especialidad de la cocina italiana similar a la tortilla francesa y que se suele rellenar de diferentes ingredientes”, no pude reprimir un subidón de ira.
Ya expliqué mi vivencia con esta organización en Wikicensores contra la gastronomía, un ultraje que aún me conmueve y me revuelve las tripas cada vez que veo al caradura ese de Jimbo Wales pidiendo limosnas para engordar su monstruo, pero lo más terrible de esta cosa es que hay una legión de “copiaypegas” que siguen sus enseñanzas como si fuesen los evangelios, y así leemos que las primeras entradas de Google para el término “Frittata” empiezan por decir que es una “especialidad de la cocina italiana similar a la tortilla francesa y que ...”.
La “Frittata” es una deliciosa tortilla de hortalizas, sí, porque se hace con huevo, pero de francesa no tiene ni el apellido. De hecho esta versión que les ofrecemos ni siquiera pasa por la sartén.
Si no fuera porque no se pretende afrancesarla, su sabor y textura está más cerca de un soufflé que de una tortilla, si está bien preparada, aunque como lleva los calabacines en trozos, pues tiene un cierto aire rústico.
Si quieren buscar otras recetas en Internet, su nombre original es “Frittata al forno con zucchine”, aunque verán otras muchas, como la de Ricotta y espinacas, ya que este plato es muy popular en todo el valle del Po (Piemonte, Lombardía, Véneto...)
La receta
Cortamos la cebolla en fino y la ponemos a freír con un poco de aceite de oliva.
Mientras, cortamos los calabacines en rodajitas.
Antes de que la cebolla empiece a coger color, se añade el calabacín, se revuelve todo bien y se deja sudar un rato para evaporar el exceso de agua de vegetación. Recuerden que sólo debe sudar, no freírse, aunque si se dora un poco no pasa nada.
Mientras, batimos los huevos con las varillas de la minipimer (si queremos máxima esponjosidad, se pueden levantar las claras a punto de nieve y luego añadimos las yemas), e incorporamos la nata y el queso recién rallado.
En el bol donde tenemos el huevo, volcamos el sofrito de calabacines con cebolla, salpimentamos y removemos todo.
En una fuente de horno, a ser posible circular, ponemos papel sulfurizado en su interior y volcamos la mezcla. Se trata de darle forma de tortilla de patata.
Precalentamos el horno a 180ºC y metemos nuestra mezcla durante unos veinte minutos.
Cuando esté cocida, se saca y se desmolda ofreciente ese aspecto de tortilla que tanto fascina a los de la Wikipedia, aunque su sabor y textura nos resultarán incomparablemente más elegantes.
Un vino para cada plato