Arroz a la cubana
Este es un plato de rancho, de colegio, de cafetería de gasolinera, de menú del día barato para albañiles, pero no creo que haya un español que no lo haya probado. Y digo español con conocimiento de causa, porque solo se consume en España, po supuesto que en Cuba no saben ni que existe.
En aquel maravilloso país que tanto quiero y donde tanto he sufrido al ver las hambrunas que padecen los pobres isleños, para conseguir un huevo hay que recurrir al estraperlo. Recuerdo que un hermano de la Gran Logia de La Habana, cuando le comenté lo malos que estaban el pan y el bacon que me sirvieron con los huevos fritos del desayuno, me contestó “¿Pero eso existe de verdad?”.
Como he dicho, en España es un plato muy popular, y debe prepararse así, sin adornos, porque un día yo hice una salsa boloñesa, y me cargué el perfil del plato, su alma. Lo que sí admite el tomate son unos torreznillos de panceta ibérica, le dan mucho sabor.
De guarnición o acompañamiento haremos tostones de plátano macho, una preparación que huele y sabe a Caribe.
Si queremos deslumbrar a nuestros invitados, podemos servir unos frijoles negros guisados, lo que allí llaman potaje, le van muy bien, pero no hay que pasarse porque nos puede dar una apoplejía de tanto comer.
De arroz yo uso Basmati, porque es más fácil de controlar que no se nos pase, de hecho el de grano redondo solo lo uso para el Gohan (arroz japonés).
Elaboración
Empezamos por los tostones que es lo más laborioso. Allí los cortan en rodajas no muy finas, los salan, los pasan por harina y los aplastan sin más con las manos. Yo lo he intentado y no lo he logrado, debo tener manitas de princesa. Una forma más segura es confitando los plátanos enteros. Se parten en dos para quepan en un cazo y se sumergen en aceite frío, luego se calienta este, así quedan tiernos pero no se doran. Cuando estén algo blandos, se sacan y se dejan enfriar, así es muy fácil aplastarlos hasta hacer una oblea. Yo las aliño con comino molido, pimienta negra y sal. Luego los pongo sobre papel de horno, los envuelvo en maicena, ya saben, mi chica es celiaca y los aplasto al calibre deseado. Como ya son obleas finas, se pueden freír en aceite bien caliente hasta que se doren y queden crujientes.
Para la salsa de tomate, rehogamos la panceta cortada en tiritas. Cuando cojan color, añadimos el tomate casero frito que debe condimentarse con pimienta, sal y, si nos gusta, un poco de orégano.
El arroz, en vez de hacerlo en blanco y luego rehogarlo con ajitos fritos, lo que hacemos es el sofrito al principio, luego añadimos el arroz, lo nacaramos y cocemos con el doble de agua que de arroz. Yo le pongo caldo para resulte más sabroso.
Montamos el plato moldeando el arroz con un aro, ponemos la salsa de tomate por encima y los tostones a un lado. Ya solo falta freír los huevos, a ser posible con puntillas y la yema bien cruda. Se pone encima del arroz para que al cortarlo, la yema se desparrame por el arroz.
Maridajes
Hablamos de un plato popular, así que lo más rico sería una buena sangría, incluso vino con gaseosa. Para los más enófilos, un valdepeñas fresquito va muy bien. Un Corcovo Tempranillo Roble es la mejor opción, ha gano la medalla de oro de la D.O. y cuesta 3,50€ ¿Qué más se puede pedir?