Algas comestibles
Asturias tiene un auténtico tesoro gastronómico en sus costas, y no le diga usted a nadie que ha comido algas porque le mirará como a un pez parlante, sin embargo esa misma persona se habrá atiborrado de comerlas como aditivos ficocoloides en salchichas, patés, flanes, postres y un largo etcétera de preparaciones alimentarias de gran consumo.
Vaya usted a su nevera o a su despensa, y empiece a mirar los ingredientes con que se componen esas natillas que tanto gustan a sus niños, o ese flan que nos ponen en el menú de la empresa, o esa Mousse de chocolate con que nos regalamos de vez en cuando, y donde vean: E-400, E-401, E-402, E-403, E-404, E-405, E-406, y E-407, considérense como auténticos ficófagos, porque todos esos numeritos significan que son extractos de algas.
Para ser más concretos, y aún a riesgo de ser algo pedante, o de parecerme a algún otro colega, he aquí la lista puntual de cada uno de estos productos:
- E-400: ácido alxínico
- E-401: Alxinato de sodio
- E-402: Alxinato de potasio
- E-403: Alxinato de amonio
- E-404: Alxinato de calcio
- E-405: Alxinato de propilengicol
- E-406: Agar
- E-407: Carraxenina
Este último muy discutido por cierto por estar presente en casi todos los compuestos chocolateados para impedir que el cacao sedimente, y que según algunos estudios es susceptible de ser cancerígeno al desarrollar formas degradadas del compuesto original durante la manipulación.
¡Con lo ricas que están comidas en fresco, y sobre todo, lo sanas que resultan!
Un detalle curioso: la Carraxenina debe su nombre al pueblecito marinero de Carraghen, el Irlanda del Sur, donde sus pescadores recolectan desde hace más de seiscientos años esas algas (Chondrus crispus, y Mastocarpus stellatus), con las que preparan tónicos respiratorios, y el postre tradicional: Flan de algas, hecho solo con leche y azúcar, ya que la Carraxexina se encarga de cuajarlo.
Otro detalle no menos interesante: resulta que las costas asturianas, debido a un fenómeno hidrotérmico provocado por la plataforma cantábrica y que los oceanógrafos bautizan con el anglicismo de “up-welling”, son las más ricas del mundo en biomasa, pudiéndose localizar más de 600 especies diferentes de algas, entre ellas las más apreciadas en el mundo por sus valores gastronómicos e industriales, tanto en el campo de los fertilizantes, como en el de los cosméticos, alimentación, pinturas, etcétera.
Y mientras tanto los asturianos, o mejor dicho algunos asturianos que viajan en coche oficial, salen a la palestra felicitando y agradeciendo a ciertas multinacionales por el esfuerzo económico que están llevando a cabo por contaminar nuestros valles y costas hasta su muerte ecológica.
¡Que pesado soy!
Debe ser que no entiendo nada de política, porque una vez más me pregunto: ¿Para qué se tomarán tantas molestias en destruir toda nuestra riqueza natural, si reconduciendola y explotándola racionalmente ella sola bastaría para reconvertir el tejido económico y social del Principado?
Soy más torpe que un mulo, pero no me explico nada de lo que pasa por aquí.
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