Agrios para el desayuno
Publicado en el diario El Progreso, año 1993, corregido e ilustrado en septiembre de 2009.
Muchas personas consideran mis opiniones excesivamente agrias, casi siempre cuando son ellos los enjuiciados, y sería bastante fácil hacer algún afortunado juego de palabras entre el tema de hoy y mis artículos, pero si me lo permiten, voy a pasar por alto este juego de palabras que considero pueril y vamos a echar una ojeada a estas frutas que suelen formar parte de nuestra dieta y que sin embargo no siempre lo hacemos con demasiada fortuna.
Es importante saber el estado de nuestro organismo, a la hora de elegir productos que formen parte de nuestra dieta habitual, ya que, por ejemplo, una persona con afecciones hepáticas, puede tolerar mal las naranjas, mientras que otra con problemas de estreñimiento, si consume zumo de limón, se vería en un mal trance, pero casi tan importante, es saber cuando y como se deben comer, ya que, para muchas personas, lo más frecuente es comer una naranja de postre.
Esta práctica tan común es un grave error, ya que las frutas deben consumirse con el estomago vacío por ser de digestión muy rápida y de este modo fácilmente asimilables, mientras que si se toman con el estómago lleno, se revuelven con el resto de los alimentos allí presentes, y pueden producir fermentaciones indeseables, que pueden incluso dar origen a molestias estomacales o intestinales, debido a los gases producidos.
El mejor momento para tomar la fruta es al levantarse, media hora antes de ingerir el desayuno tradicional.
Un buen zumo de naranjas recién exprimido o un buen pomelo algo endulzado, nos regulan el organismo y lo ponen en funcionamiento para soportar el resto del día como un reloj.
También conviene conocer las variedades, ya que los fruteros no suelen ser muy explícitos a la hora de recomendar sus géneros, y no ofrece el mismo rendimiento una variedad de zumo (Cadenera, Salustiana, Sanguina, Verna, ...) que una de mesa (Navelina, Navel, Navel late, Valencia, Imperial, Hamlin, Vicieda, Blanca, Macetera, ...) por lo que conviene elegir el producto en función del uso a que vaya a ser destinado.
El consumo de zumo de limón suele ser bastante menos habitual, y sin embargo es conveniente probar que tal le sienta a nuestro organismo, ya que, además de ser muy agradable su sabor una vez habituado el paladar a él, es una fuente increíble de vitaminas (B, A, K, P y C), siendo por ello reconocido desde la antigüedad, como fruta medicamentosa por grandes sabios como Teofrasto, Dioscórides, Plinio y Virgilio.
Así pues, ya pasadas las últimas resacas navideñas, empecemos a cuidar nuestro organismo y probar qué tal nos sientan estos consejos.
Esta práctica tan común es un grave error, ya que las frutas deben consumirse con el estomago vacío por ser de digestión muy rápida y de este modo fácilmente asimilables, mientras que si se toman con el estómago lleno, se revuelven con el resto de los alimentos allí presentes, y pueden producir fermentaciones indeseables, que pueden incluso dar origen a molestias estomacales o intestinales, debido a los gases producidos.
El mejor momento para tomar la fruta es al levantarse, media hora antes de ingerir el desayuno tradicional.
Un buen zumo de naranjas recién exprimido o un buen pomelo algo endulzado, nos regulan el organismo y lo ponen en funcionamiento para soportar el resto del día como un reloj.
También conviene conocer las variedades, ya que los fruteros no suelen ser muy explícitos a la hora de recomendar sus géneros, y no ofrece el mismo rendimiento una variedad de zumo (Cadenera, Salustiana, Sanguina, Verna, ...) que una de mesa (Navelina, Navel, Navel late, Valencia, Imperial, Hamlin, Vicieda, Blanca, Macetera, ...) por lo que conviene elegir el producto en función del uso a que vaya a ser destinado.
El consumo de zumo de limón suele ser bastante menos habitual, y sin embargo es conveniente probar que tal le sienta a nuestro organismo, ya que, además de ser muy agradable su sabor una vez habituado el paladar a él, es una fuente increíble de vitaminas (B, A, K, P y C), siendo por ello reconocido desde la antigüedad, como fruta medicamentosa por grandes sabios como Teofrasto, Dioscórides, Plinio y Virgilio.
Así pues, ya pasadas las últimas resacas navideñas, empecemos a cuidar nuestro organismo y probar qué tal nos sientan estos consejos.
Post Data a 09/09/09: Desde hace tres años, y siguiendo el consejo de un buen amigo homeópata, me desayuno con un buen zumo de pomelos recién exprimidos, que es excelente para un montón de cosas, empezando por ser uno de los más poderosos antioxidantes (antienvejecimiento de los tejidos), contiene un montón de flavonoides excelentes para ayudar a la absorción de la vitamina C que contiene y aumenta la elasticidad de los vasos sanguíneos, o sea, que es una verdadera medicina cardiovascular. También tiene betacarotenos que se transforman en vitamina A. Es la fruta perfecta par combatir enfermedades derivadas de intoxicaciones comunes, tales como la gota, el ácido úrico en general, la hipertensión, la artritis, la retención de líquidos, obesidad ..., vamos, que voy a poner un puesto de pomelos para curar al Mundo de sus males.
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