Críticas y frutas
Tenía pensado rematar hoy la trilogía sobre el asunto de la crítica, porque parece que la primavera del 2005 está haciendo honor a los rasgos que identifican al año del gallo (calendario chino), y hay muchos bravucones, que andan de sarao en sarao presumiendo de afilados espolones, aunque en realidad anden ya más bien desplumados y tiñosos, pero acaba de llegarme una caja de frutas, que ha cambiado el curso de mi vida.
Me las ha traído un mensajero de parte de la empresa 3PFruits, me imagino que en agradecimiento por haber incluido su web en nuestra sección de enlaces, sin imaginarse la reacción que han provocado en esta casa (digo esto porque deben costar una pasta y así, ya de paso, les doy algo que llevarse a la boca a los de la ACOGE (Asociación de Comesopas y Oportunistas Gastronómicos de España) para despellejarme por corrupto).
Se trata de una familia, Barios, que tiene huertos en la llanura del Térmens, Lleida, junto al río Segre, quienes logran estas maravillas mediante producción integrada y las comercializan por Internet (www.3pfruits.com), tanto a particulares como a restaurantes o comercios.
Ya nos habíamos resignado a engullir esas cosas con forma de pera, manzana o fresón, que venden en el súper, eso sí, a precio de delicatesssen. Si acaso, los que vivimos en este paraíso que es Asturias, en algún mercado dominical, logramos pillar unos piescos o unas manzanas, pero poco más.
Hace un par de meses, dimos cuenta de otra empresa, La Mejor Naranja, que nos había dado otra alegría con sus productos y, señalábamos que cuando llegase la temporada, haríamos lo propio con 3PFruit. Bien pues ya han llegado, unas cerezas que son casi eróticas, unos albaricoques, divinos, pero las paragäuayas, ¡qué pasada! hacía años que no probaba nada igual.
Suena casi ridículo, sobre todo para los jóvenes que nunca han probado aquellas frutas que se compraban antaño en cucuruchos de papel de periódico, pero cuando uno ha dado ya por perdido aquellos sabores y de nuevo se encuentra con ellos, realmente se emociona.
- Y de la crítica ¿qué? - protesta un lector impertinente que quiere sangre- porque ya nos hemos enterado de que le han regalado a usted una cesta de frutas y una fuente muy cursi, pero qué pasa con los críticos, porque vaya lío que han organizado.
Mire usted señor, el frutero me lo regaló mi tía Camila Beceña por mi primera boda, es una pieza única de Eschenbach, una antigüedad, una joya y no es nada cursi. Bueno, un poco, pero solo un poco. Y respecto a los comesopas, me ha dicho el médico que debo pasar de ellos porque son de lo peor para la diverticulitis. Solo debo dar gracias a Dios por todo lo bueno que tengo, que no es poco, y no revolverme las tripas intentando salvar la dignidad de la profesión.
Ya sé que estamos en el año del Quijote, pero también sé que ya me he roto bastante huesos intentando emular a D. Alonso Quijano. Esta caja de frutas ha sido un mensaje del cielo, con ella el GADU me ha dicho: "Pepín, deja que les den por saco a Dª Dulcinea y hasta al mismísmo bosque de Sherwood. Disfruta de tu matrimonio, de tu Asturias y de tu golf. El resto es basura y ya sabes, la mierda, mejor no revolverla".
Escribía Clarín en su Regenta: “En el gran mundo de Vetusta - decía DªAnuncia - es preciso tener un ten con ten muy difícil de aprender.” Yo le añadiría: "Y sobre todo de tragar, mon ami, sobre todo de tragar, porque tanta hipocresía, seguro que causa obstrucción intestinal."
La guía Campsa, versus Academia Española de gastronomía, incluye sistemáticamente en sus recomendaciones, los restaurantes de El Corte Inglés en todas las ciudades donde este tiene establecimientos. ¿Necesita esto algún comentario? Yo creo que cualquier consumidor inteligente sacará sus propias conclusiones y, como los gilipollas solo consumen Gran Hermano, Marca y esas cosas, pues para qué quemarme denunciando más golfadas.
- O sea, que tira usted la toalla -insiste el lector pelmazo- Los corruptos, los anodinos, los mesiánicos a sueldo, han vuelto a ganar y a los consumidores que nos den morcilla. ¿Así piensa usted contribuir con la gastronomía?
Pues sí, de hecho, voy a comerme otra paragüaya (verás qué cagalera más rica).
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