Vinagreta de Gamoneu
Antes de entrar en materia, permítaseme una breve disquisición semántica, porque la palabra vinagre viene del francés vin aigre, o sea, vino agrio (los latinistas dicen que viene de vinum acre, pero la proximidad fonética es tan palpable que prefiero obviar el debate), por lo tanto, si en vez de vinagre de vino usamos vinagre de sidra, este debería llamarse sidragre, y, consecuentemente esta salsa, sidragreta.
Pedanterías aparte y como no a implantar ningún palabro nuevo porque la RAE solo acepta los vulgarismos, pues dejemos el argumento en el aire por si algún filólogo quiere apuntarse el tanto.
La génesis de esta receta me vino a propósito del artículo Salsa asturiana , otra de esas chorradas que a veces me da por elucubrar, pero que si sale buena, pues porqué renunciar a ella.
Hacía casi veinte años ideé la Ensalada César de Onís , pero las recetas procedentes del periódico salían en la web sin ingredientes, pues al reformar esta entrada, me lié con las salsas y las fotos, y de todo ello salió este engendro, que por cierto está muy rico.
La receta
La verdad es que bien podría haberme enrollado tres o cuatro párrafos más, porque la receta en sí es tan tonta que casi da vergüenza escribirla.
Lo más difícil es conseguir un buen queso de Gamoneu. No hace falta que sea de pastor, de esos que llaman del puertu, con tal de que no sepa a jabón ya me conformo (durante algunos años fui presidente de la Cofradía del Gamoneu, pero como los productores querían que comulgase con ruedas de molino y diese por bueno pulpo como animal de compañía, pues les mandé a paseo y cada vez es más complicado conseguir una pieza decente). Incluso puede estar un poco tierno, algo que no debe suceder con un buen Gamoneu, pero para esta salsa, si sabe bien, pues vale.
Lo picamos a cuchillo y luego lo desmenuzamos con un tenedor. Se pone en un bol con un buen chorro de aceite (mejor que no sea virgen, sobre todo si tiene mucho sabor, incluso el de maíz es más indicado) y se maja hasta conseguir una cierta untuosidad.
Depende de qué uso quiera dársele debe batirse más o menos. Por ejemplo la ensalada César que sale en la foto, como ven han quedado muchos grumos, pero es que en esta ensalada el queso suele ponerse partido en daditos, no mezclado con la salsa, así que de esta guisa queda bordado.