Salsa de Roquefort
Existen dos formas de concebir esta salsa, bien en frío, bien en caliente.
Como quiera que ambas se pueden realizar con cualquier queso azul, a la fría la hemos llamado salsa de Roquefort y a la caliente, Salsa de Cabrales, porque en Asturias es muy popular servir la carne de res acompañada con esta, Entrecot al Cabrales, Solomillo al Cabrales, Escalopes al Cabrales, etc., mientras que en España la receta de Endivias al Roquefort,, suele hacerse con la salsa en frío.
La receta
Si la receta caliente es muy fácil, esta ya es casi inexistente ya que simplemente metemos el queso y la nata en un vaso y trituramos con la minipimer.
Como consejo quizás podamos decir que debe hacerse sobre la marcha para que la salsa coja aire y se monte un poco, de esta forma resulta más esponjosa y deliciosa.
Es ideal con cualquier tipo de ensalada, desde las clásicas Endivias al Roquefort, hasta cualquier otra tipo César. De hecho, en muchos Fast Food tipo Holliwood Foster’s, Macdonnalds, etc., sirven sus ensaladas con la alternativa de aliñarlas con esta salsa, bueno, con esta no, parecida.
Admite mil variantes, desde aligerarla para que rinda más sin empastar la ensalada, lo que se puede lograr con un chorrito de caldo (según de qué sea la ensalada se puede poner de carne, ave o verduras), hasta perfumarla con especias frescas como la menta, que aporta mucha vivacidad y refresca la boca. Incluso se puede mezclar con trocitos de nuez para enriquecerla, por ejemplo para aliñar esas endivias o unos sencillos cogollos de Tudela.
Al ser esta una salsa de ensaladas, conviene ser meticuloso con el vino, porque los ingredientes suelen ser malos compañeros de viaje. Como consejo general, yo me iría a un chardonnay bien glicérico, cargadito de madera, pero sea la aplicación de la salsa, recomiendo mirar en mi libro Comer con Vino, porque puede cambiar el principio dominante del plato.