Salsa cocktail natural

Lo de “natural” una licencia poética que me permito para dar un toque diferencial a mi salsa rosa, o cocktail, porque la salsa Worcester (Perrins), sabe Dios lo qué lleva, y el vermut Martini, pues más de lo mismo, pero bueno, me refiero al Ketchup y la mahonesa de bote, porque esta está preparada con pulpa de tomate crudo rallado y mahonesa casera, y la diferencia es como de la noche al día.

El jengibre, como es tan latoso de pelar y rallar, he conseguido una conserva inglesa que lo prepara de forma totalmente natural, solo jengibre pelado y rallado, aunque lleva un poco de sal, pero es un alivio.
En esta temporada hay naranjas sanguinas, lo que está bien porque aporta ese color rojizo que favorece nuestra salsa, pero si no tienen, pues nada.

Elaboración 
Lo más latoso es rallara el tomate. Se le agrega un poco de sal y se pone a escurrir en un colador para reducir el volumen de líquido ya que, con el zumo y el vermut, la salsa quedaría demasiado líquida.
Preparamos una mahonesa con aceite neutro, yo uso oliva, pero refinado. Se aliña con zumo de limón, pimienta y sal.
Y ahora, coser y cantar. En un bol grande, batimos el tomate rallado con el zumo, el jengibre y la salsa Perrins. Alargamos con el vermut, vertemos la mahonesa y removemos lentamente hasta que la salsa quede lisa.
Y listo, ideal para un cocktail de gambas, pero ¡qué cocktail de gambas!
Si a alguien le pica curiosidad de mi cocktail, lo hice así.
El día anterior nos había metido un banquete de Cigalas al vapor y gambas rojas (ver Gamba blanca cocida ), algo difícil de encontrar en Asturias, pero la panzada fue seria y sobraron bastantes, así que las aproveché para hacer este rico plato.
En una copa de cocktail, u otra bonita, ponemos un fondillo de cogollo picado, encima una mirepoix de manzana y apio verde, otra capa de lechuguita y unas gambas picadas. Rocié con la salsa y adorné con cuatro piezas enteras. Listo.
Mi chica dijo que no podía llamar cocktail de gambas algo tan exquisito, así que calculen.