Rúcula en tempura
Como en el artículo Tzatziki de rúcula ya hablé de las propiedades alimentaria que tiene esta planta, que en España se llama Jaramago u Oruga, y en Tempura expliqué el curioso origen español de este plato, hoy día famoso en el mundo a través de la cocina japonesa, pues no me voy a enrollar repitiendo estos asuntos, solo reseñarlos para que, quién los haya leído y les interese el tema, pues no tenga que andar buscándolos.
La verdad es que, aunque ya dije que odio el sabor esta planta que me sabe a plástico de blister (contiene ingredientes azufrados que provocan ese fétido olor), haciendo extravagancias, hoy, que había preparado dos fabulosos salmonetes al ajillo, con sus respectivas huevas rebozadas en tempura, como a mi mujer les sale esta pasta de maravilla y siempre sobra, pues se me ocurrió darles unas hojas de esta peculiar lechuga para que hiciese la prueba y ¡Oh, Eureka! que diría Arquímedes (no es que fuese tan cursi como yo, lo que pasa es que era griego) ¡Lo encontré! Acababa de descubrir la receta mágica que hace que esta maldita plantucha no sepa a demonios.
No sé si habrá perdido su contenido en triptófano y sus poderes afrodisíacos, diuréticos y demás, pero estaba deliciosa. Una guarnición de lujo, un adorno precioso, la compañía ideal para pescados peligrosos como el salmonete.
La receta
Hay un truco importante y es que la masa debe reposar media hora antes de meter los vegetales que vayamos a rebozar.
Se puede usar harina refinada y mezclarla con huevo, pero lo más cómodo es comprar harina de tempura, que ya viene preparada y no hay más que mezclarla bien con un poco de cerveza muy fría.
Lavamos la rúcula y la secamos con un paño o papel absorbente.
En un cacito, ponemos abundante aceite bien caliente y ya no hay más que coger con unas pinzas o palillos de cocina japoneses, las hojas, sumergirlas en el rebozado, sacudir para que escurra el exceso de esta y sumergir en el aceite hasta que se doren.
Conviene hacerlo en tandas para que no se peguen durante la fritura y queden como si fuesen puntillas holandesas (pues sí que estoy hoy pedante, yo creo que es el triptófano que me ha hecho un efecto extraño).
Se escurren en papel absorbente, aunque si el aceite está bien caliente, apenas si habrá absorbido nada.
Aplicaciones
La verdad es que esta delicia sirve lo mismo para un roto que para un descosido, pero tiene un grave problema y es que pierde su textura crujiente en muy pocos minutos, por lo que no puede tenerse preparada de antemano.
Si hacemos un rosbif, que basta con trincharlo y dejarlo sobre el plato antes de servir, al momento podemos hacer esta tempura y será epatante.
También acompaña maravillosamente al salmón a la plancha.
Les aconsejo probarla sola al principio porque es una delicia y, cuando dominen la técnica, vayan probando con estos platos y aquellos que necesiten un toque crujiente y un sabor herbáceo.