Gnocchi con salmón ahumado
La historia de los gnocchi es bastante embarullada, como casi todo lo italiano, porque, antaño, por gnocchi se conocía una gran diversidad de pastas de formato pequeño, redondas, con forma de concha, como las orecchiette, conchiglie, chiocciole, etc., que es lo que significa gnocchi en véneto (łéngua vèneta), un dialecto romance que se habla tanto en esa región, como en las limítrofes de Croacia y Eslovenia (los italianos llevan muy a gala que en su país no hay otro idioma que el italiano, pero es mentira, porque además del véneto, están el sardo, el siciliano y no sé cuantos más).
La receta.
Bueeeeeeno, se lo diré.
Se cuecen las patatas, se pelan y se pasan por el chino. Luego se añade mantequilla, sal y pimienta, y se amasa bien. A partir de ahí, se va incorporando harina hasta que la masa se vuelve chiclosa y no se pega a los dedos.
Entonces hacemos unos chorizos largos, se cortan en daditos y estos, uno a uno, se pasan por un tenedor hasta darles la forma de una concha.
A partir de aquí ya va todo igual que los que compramos preparados.
Se vierten en una olla con abundante agua hirviendo y, cuando veamos que van saliendo a flote, es que ya están listos (es cuestión de probar uno y ver si nos gusta ese punto o preferimos dejarlos un poco más).Una vez cocidos, se sacan a otra cazuela donde les añadiremos la nata, el queso rallado y las avellanas tostadas y molidas. Se remueve un poco todo y se deja al calor suave, para que se funda el queso y la pasta vaya poco a poco chupando la nata.
Otra forma, indicada por el Dr. Fabré, es no cocer los gnocchi previamente, si no ponerlos directamente en la cazuela con la salsa y un poco de agua para que, durante la cocción, estos la absorban, conservando así intacto todo su sabor que, si los hervimos, siempre se diluirá en el agua.
Mientras, cortamos el salmón ahumado en tiritas finas y lo reservamos.
En la mayoría de las trattorías ponen el salmón a calentar, bien sea en las pizzas o en la pasta. Es una burrada, porque el salmón ahumado ya está cocido y es importante que conserve su textura, mientras que si se calienta, pues queda hecho una pasta asquerosa, como las anchoas, que quedan como salmuera.
A mi me gustan mucho como guarnición de guisotes de carne tipo Goulash, Carrilleras , Rabo, etc., pero sin el salmón, claro.
No me atrevo a recomendar vinos italianos porque lo que nos llega a España es lo peor de lo peor, morralla infumable y encima a precios de espanto, porque un buen Valpolicela o cualquier otro buen vino de Alto Adigio, pueden ser una delicia, aunque los Lageder, Höfstätter, Schreckbichl o Kurtatsch, apenas salen de la zona o se comercializan en Suiza y Austria. Por el contrario nos llegan los de Friuli y Véneto, una de las zonas más productivas de... ¡morralla!
Algunos autores italianos dicen que los gnocchi deben tomarse con Frascati, un vino blanco de uvas Malvasía que, teóricamente, debería irle bien, si es que hubiese algún Frascati bueno, porque estando al lado de Roma, pues calculen lo que se fabrica en la región.
Siguiendo el supuesto perfil de estos vinos, yo me iría a un Viñas del Vero Gewürztraminer , un vino muy en la línea de los austriacos, quienes, como pueden ver por los nombrecitos, son los grandes bodegueros del Alto Adigio. Es un vino que limpia muy bien la boca, la refresca y alegra, algo que se agradece con una comida tan cargante y empalagosa (ya hemos dicho que es un plato para mantener en pié a un paisano que vive entre nieves alpinas, o sea, un tarugo).