Gnocchi gratinados con ragú alla bolognese
Verán que hay una vasta colección de recetas para servir esta pasta, hay un motivo, y no es otro que, como se preparan con puré de patata y un poco de harina, no importa que esta sea sin gluten, mientras que unos tortellini para celiacos son una porquería (tenemos que hacer dos ollas, una para mí, con los tagliatelle de harina de trigo duro, y otra para mi chica, con harina descafeinada). Otra explicación es que se trata de una pasta muy agradecida, porque lo mismo sirve como plato contundente, como es este el caso, que de guarnición de muchas carnes estofadas, como el goulash que voy a preparar mañana para comer el domingo. Otra cosa es el ragú, porque es un plato que requiere muchas horas de cocción y de estar encima. Obviamente no tiene nada que ver con esos engrudos que sirven en los comedores de rancho en su menú del día y que no pasan de ser una mala salsa de tomate de bote, con un poco de carne picada dentro. Yo parto de un guiso que ya tengo congelado y cuya receta pueden verla en Salsa boloñesa o ragú bolognese. Es muy interesante de leer porque poca gente sabe su origen real y porqué se llama ragú.
Elaboración
Partiendo de la base de que ya tenemos el ragú (si hubiera que hacerlo, no merecería la pena), la receta es una tontería. Empezamos por picar en fino los dos quesos con las almendras. ¿Porqué ponemos almendras? Pues porque si queremos moler los quesos con la picadora, hay que poner almendras para que no se empasten las cuchillas haciendo una bola indecente. Si no, rallador y brazo. Cocemos la pasta según las instrucciones del fabricante, la sacamos con una espumadera sin escurrir demasiado y se vierte en una rustidera, se envuelven los gnocchi en mantequilla (un poco menos de la mitad de lo indicado) para que queden sueltos, y se cubren con el ragú. A continuación hacemos lo propio con el picadillo, repartimos por encima la mantequilla que nos queda y metemos al horno a gratinar. Listo. Se puede adornar con unas hojas de albahaca fresca picada, unas arandelas de puerro verde, o cualquier vegetal que le aporte contraste.
Maridaje
Este plato permite que se sirva un buen vino tinto ya que no hay agentes discordantes y sí muchos coincidentes. Por aquello del regionalismo, podríamos elegir un Rosso Bologna, por ejemplo uno de Gaggioli. Son buenos vinos y a precio razonable, porque el que aconsejo no supera los 10€.
Otra opción son los rosados, pero el de esta bodega es “Spumante”. Hay un claretillo muy agradable, el Vettina, que le va de perlas.
Otra opción son los españoles, ya saben cuales son mis preferidos: Alquézar, D.O. Somontano, Clot Dels Oms, D.O. Penedés, Hiriart élite, D.O. Cigales, Hito, D.O. Ribera del Duero, Pricum, D.O. Tierra de León, Pajares de los Oteros y Príncipe de Viana, D.O. Navarra.