Quiche de bacalao ahumado
Precalentamos el horno a 180ºC. Mientras coge temperatura, colocamos la masa sobre un molde ad hoc (como será congelada, miren las instrucciones del fabricante), le damos la forma y lo cubrimos de garbanzos para que, mientras se haga, no se hinche y pierda su forma. Se hornea hasta que empiece a tostarse.
Mientras, batimos la nata con los huevos y salpimentamos.
Sobre la masa ya cocida (se retiran los garbanzos, claro), colocamos las láminas de bacalao, vertemos el batido y es polvoreamos el queso rallado.
Volvemos a meter al horno y, más o menos en ¾ de hora, ya estará maravillosamente doradita y cuajada nuestra quiche. Se puede hacer el día antes y recalentar al momento.
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- Aperitivo: Jaume Codorníu Mágnum Quiche de bacalao ahumado
- Entrada: Do Ferreiro Cepas Vellas Percebes de Corcubión
- Principal: Viña El Pisón ’04 Solomillo de buey en reducción de Olivares
- Postre: Osborne PX Viejo Helado de turrón con pasas y frambuesas
Como lo más caro no tiene porqué ser necesariamente lo mejor, empezamos este tercer menú con uno de mis cavas preferidos, quizás por ser el más parecido al champagne y, como no podía ser menos, le he reservado también uno de mis platos preferidos, la Quiche de bacalao ahumado. Ya he comentado que los grandes champagnes piden ahumados a voces, lo que no implica que sea el manido plato que compramos montado en la tienda de Delicatessen de la esquina, porque los ahumados permiten ser usados como ingrediente de cocina. No siempre, porque hay cada bazofia en que el salmón queda como pasta, pero bueno..., esta es una de esas excepciones. Además, esta golosina, que es la quiche, con pasta quebrada y masa con queso Parmesano, si bien nos regala en cada bocado, también empalaga, así que un trago de finas burbujas, seco y ácido, nos limpia y alegra la boca antes de meter otro.
Para el albariño Do Ferreiro Cepas Vellas, hubo división de opiniones, porque a mi los percebes me gustan con vino tinto reserva y los grandes albariños me gustan con aves de corral o con cerdo cocido, pero en algún maridaje tenía que ceder y fue en este. Eso no quiere decir que no sea una fiesta, pero...
En tintos, la mesa de cata dijo que Viña El Pisón ’04 , a lo que respondí que necesitaba probarlo para ver con qué podía combinarlo, a lo que me respondieron que me fuese a pasear al perro y que leyese su descripción en la guía. No les diré las maravillas que cuentan del vino, solo que debe comerse con “Carnes rojas de res grande y platos de caza”, así que me lavé las manos proponiendo un solomillo de buey desglasado al Olivares, lo que los franceses dirían Filet de Boeuf au Porto. La reducción de un vino tinto dulce hace que los tintos tipo Burdeos, destaquen como más secos y estructurados, aunque a este Pisón, por lo que dicen en la guía, no parece hacerle mucha falta.
Del maridaje del PX con el helado de turrón no hace falta hablar porque es una obviedad, pero sí reseñar esa guarnición de frambuesas, cuya acidez refresca radicalmente la boca, que de otro modo se vería empastada por tanto dulce.