Canapés con mahonesa de lechuga.
¡Ojo celiacos! Esta receta es deliciosa y factible, pero hay que usar pan sin gluten.
Junto a las croquetas, los canapés con mahonesa son una de esas golosinas por las que todos los niños se pirran, entendiendo como niños a esas personitas tan deliciosas que fuimos hace muchos años, pero no a esos engendros infrahumanos que invaden nuestras ciudades, alimentándose a base de hamburguesas, pizzas y snacks, y pasando sus penosas existencias colgados de una pantallita de juegos electrónicos.
Cuando era un niñín, mi abuela me llevaba a merendar a Embassy, un salón de té muy fino que hay en Castellana esquina Ayala (ahora es una tienda de delicatessen, bar, restaurante, etc.), y yo me ponía ciego de unos deliciosos sanwiches de lechuga ultra finos que hacían que mi meriendita costase más que un cocido de Lhardy.
Con el tiempo aprendí a hacerlos aunque, como no encontraba un pan de molde tan fino, tenía que partir al medio cada rebanada, lo que es algo así como una cirugía cerebral a bisturí manual.
En realidad esto es una disculpa para decirles como se prepara una mahonesa de lechuga, porque, como ven en la foto, encima se pude poner lo que nos dé la gana.
Incluso esta mahonesa puede ponerse entre pan y pan, y encima una loncha de jamón de York, otra de queso de nata y terminar con una anchoa. En Bilbao, junto al funicular de Artxanda, había un bar al que apodaban cariñosamente “El mala hostia”, y los llamaban trainerillas. Una joya.
Para esta salsa hay que cocer la lechuga al vapor. Yo uso las que pongo para cocer los guisantes .
Se pican fino y se mezclan bien con mahonesa , a ser posible hecha con aceite de oliva refinado o de maíz.
En los de la foto, como iban a servirme de base para hacer una salsa de mostaza Colman’s, le puse también alcaparras, como una especie de gribiche , y resultó deliciosa.