Ramón Bilbao crianza
Ramón Bilbao crianza
Bodega: Ramón Bilbao
DO: Rioja
Uvas: 100% Tempranillo
Crianza: 14 meses de barrica y 8 de bodega
P.V.P.: 6,50 €
Extracto del libro La Bodega en casa y sus maridajes, del que pueden ver más pinchando en +
Un Rioja menos común
Como pueden comprobar por el precio, nos seguimos moviendo en el mismo segmento de vinos de consumo diario, aunque este ya no es tan popular, de hecho no lo encontraremos en todas las tiendas sino que nos costará algo más dar con él.
Tampoco estamos en la rioja alavesa sino en la Rioja Alta, en Haro, la cuna, lo que los puristas dicen un vino con H (de Haro), signo de tradición y clasicismo.
En realidad se trata de diferencias administrativas que nos recuerdan el cuento del que saltaba el arroyo para pasar de Pinto a Valdemoro, porque las grandes diferencias se encuentran en la Rioja Baja.
Una vez más repito que he seleccionado este vino porque ofrece más calidad que el precio que cuesta y que les corresponde a ustedes elegir cual se adapta más a sus gustos, paladar o comodidad, ya que la relación calidad/precio está asegurada.
En el anterior libro recomendé el Mirto, que es el vino estrella de la bodega, el orgullo del enólogo, pero sin llegar a tan altas cotas, aprovecho que el Ebro pasa por ahí, para recomendarles que prueben la Edción limitada del 2007, un 91/100 en la guía Proensa y a no más de 11€ de coste, la mejor relación calidad/precio de España según TodoVino.
Este crianza es menos espectacular, pero mantiene ese carácter sedoso que ya hemos citado como propio de los clásicos de Rioja, con una notable presencia de maderas, pero muy bien ensambladas con la fruta, quizás el matiz que mejor distinga los vinos de calidad de aquellos que se han elaborado ahorrando costos.
Es más complejo que los anteriores porque se notan mejor el regaliz de la crianza, incluso algunas notas de coco, pero no deja de ser un vino para beber a gusto, sin buscarle tres pies al gato. Un vino para comer con él.
Con qué disfrutar de este vino
Morcilla de Burgos
Huelga decir que esto de la morcilla es una excusa para decir que este es un vino muy largo en sus maridajes, es decir, que su lista de novias (o novios, como más les guste) es casi interminable, abarcando incluso muchos pescados de sabor fuerte y sobre preparados al ajillo, como unos salmonetes o una ventrisca.
Tiene carácter para acompañar cualquier carne, sobre todo guisada, porque las parrillas, aunque aportan un saborín a humo que a mí me encanta, no son lo más recomendable para los crianzas porque los aplanan mucho.
También funciona muy bien con los picoteos típicos de emergencia que hemos citado en las páginas anteriores, pero donde conviene incidir es en los quesos, porque no solo se lleva de maravilla con habituales tipo manchego, sino que hace un maridaje muy personal con aquellos que hacen efecto torta (proteolísis), como la del Casar, La Serena o Las Garmillas, y también con los camembert, porque la acidez de estos quesos, hace que el vino sepa más dulce y afrutado, lo que en boca resulta muy agradable.
Bueno, y con esta morcilla que ven en la foto, claro, que la hemos abandonado cuando es uno de los bocados más exquisitos de la gastronomía española, aunque sea de otra región vinícola diferente a este vino.