Otazu crianza
Otazu crianza
Bodega: Otazu
DO: Navarra
Uvas: 35 % Tempranillo 35 % Merlot 30 Cabernet Sauvignon
Crianza: 14 meses de roble francés de Allier
P.V.P.: 8 €
Extracto del libro La Bodega en casa y sus maridajes, del que pueden ver más pinchando en +
Un navarro nuevo y con historia
Muy cerca de Pamplona, casi a las afueras de la ciudad, se encuentran los Señoríos de Otazu y Eriete, solares medievales con una tradición vitícola que los mantuvo en candelero durante siglos, siendo considerados los de Echauri, vinos de mesas nobles desde principios del siglo XV. A principios de los noventa, cuando Navarra empezó a dar los primeros pasos firmes en su nueva imagen de vinos de corte moderno, la familia Bañales, acometió esta impresionante bodega, una obra gigante pero integrada en el hermoso paisaje del Palacio de Otazu y tal ha sido su empuje y su preocupación por marcar una personalidad a sus vinos, que probablemente en breve se segreguen de la D.O. Navarra para tener una Denominación de Vino de Pago.
Todo lo dicho es para ponerles en antecedentes antes de probar su vino, porque verán que en nada se parece a otros navarros que han seguido un corte más riojista, más conservador.
Ya con ver el coupage se pueden imaginar que es un vino muy afrancesado, sobre todo por esos toques golosos que aporta la barrica de Allier, con vainillas, canelas y clavo, que arropan todo el equipaje de frutas rojas, incluso flores, que se han conservado con mimo desde la cosecha hasta llegar a la copa.
Es un vino muy fresco en cuento a aromas, pero denso y con cuerpo en la boca, por lo que conviene catarlo con calma, incluso discutir sus matices con los amigos, porque puede ser motivo de agradables debates.
Con qué disfrutar de este vino
Chistorra de Alejandro
La chistorra es algo que forma parte de todo picoteo que se precie en la zona, pero la que prepara Alejandro es otro mundo, porque el mismo cría sus cerdos de raza Duroc y mantiene un control tan exhaustivo, que al primer bocado ya se nota que algo cambia. Yo he hecho diabluras con esta golosina, hasta iniciar una cata con ella acompañada de un cava, o servirla con un vino tipo Beaulolais Nouveau.
En esta ocasión la probé con este navarro porque es un vino que se presta magníficamente a esas meriendas campestres (a ser posible a pocos metros de la cocina para poder sacarlas calentitas) y como era de esperar nos supo a gloria, porque es muy suave y el pimentón no empaña la crianza del vino.
Pero fuera de las comidas informales, este vino da su talla en los platos más sofisticados, sobre todo de caza, porque es muy frutal, pero a la vez con un bouquet goloso y complejo, con lo que encaja en ese aire algo misterioso que tienen esas mesas cinegéticas.
También dará sorpresas con los quesos de la tierra, porque no es un vino de acompañamiento, sino de protagonismo, y con los quesos navarros puede hacer armonías sorprendentes.