P. De María 2004
D.O. Binisalem
Productor: La Vinoteca (elaborado en Bodegas Maciá Batle)
PVP 15
Uvas: 60% Manto Negro, 18% Cabernet Sauvignon, 17% Syrah, 5% Merlot
Crianza: 14 meses roble francés nuevo.
Productor: La Vinoteca (elaborado en Bodegas Maciá Batle)
PVP 15
Uvas: 60% Manto Negro, 18% Cabernet Sauvignon, 17% Syrah, 5% Merlot
Crianza: 14 meses roble francés nuevo.
En este último viaje a Mallorca tuvimos dos noticias referentes al amigo Juan Luís Pérez de Eulate , una buena y una mala, como en los chistes, la buena es este vino que ha elaborado con Bodegas Maciá Batle (ya hablamos de esta bodega con motivo de un vino que sacó en homenaje a nuestro compañero Íñigo Morales de Rada, pero yo no conocía este P. de María), una verdadera joya, y la mala es el cataclismo producido en el seno de Án Negra, una bodega entrañable de la que él era arte y parte, y que nos regalaba cada año uno de los vinos más interesantes de España, el Ánima Negra.
Recemos a San Isidro, a Noé y a San Ginés, patrono de los bodegueros, para que las aguas vuelvan a su cauce, que la codicia no mate a la gallina de los huevos de oro, que nuestro amigo Francesc vuelva a crear esa joyas de uva Callet y que Ánima Negra no se quede en un penoso recuerdo.
Pero estamos hablando del P. de María, la máxima expresión de una uva, la Manto Negro, de la que los vinateros tradicionales afirmaban que no podía dar más de sí que aquellos vinitos medio bebibles que se hacían en la isla por los años noventa (como estaba todo vendido, si producían nueve toneladas por hectárea ¿para que iban a reducir la cosecha a un tercio?)
Arropado por la poderosa estructura de acidez de la Cabernet Sauvignon, endulzado y encarnado con un poco de Syrah y perfumado con las violetas de la Merlot, el resultado es un vino complejo que reúne todos los matices exigibles de un gran vino, pero dentro de una elegante armonía y frescura que le ha valido nada menos que un 91/100 en la Guía Proensa, algo que por menos de 15€, es casi un milagro en una isla en la que el metro cuadrado de terreno se cotiza como si fuese del estadio Santiago Bernabeu.
Es un vino muy alegre, con esos matices saladitos propios de las islas (el salitre del mar se pega en las uvas y persiste en el vino, aportando tonos yodados muy característicos en los vinos mediterráneos), tonos minerales, aires florales y sobre todo sabores de fruta muy madura que las canelas de la madera de roble francés nuevo redondea haciéndolo goloso y bien encarnado.
Para saber algo más sobre cena en casa de D. Pedro Gual, donde probamos este vino, pueden pinchar en Baleares por la gastronomía
Lo probamos con una perdiz con col en casa del mecenas de la gastronomía balear, D. Pedro Gual, y resultó brillante, tanto montaba el vino como la perdiz y la verdura, pero como no es fácil encontrar esas golosinas fuera de la casa del prócer mallorquín, les recomiendo que hagan la prueba con el Frit Mallorquí, una sartenada de entrañas de cordero con patatas y verduras, que bien aderezada con especias de monte, puede ser atómica.