Leione
Bodega Dominio Dos Tares
Origen: Los Oteros - León.
Uvas: Prieto Picudo
Crianza: 9 meses de barrica francesa y húngara
P.V.P.: 11 €
www.dominiodostares.com
Otros vinos de esta bodega:
Cumal
Estay
Rosado Tombú
Ventrisca en aceite, con un crianza de Prieto Picudo
Extracto del libro COMER CON VINO, Maridajes de la buena mesa española, del que pueden ver más pinchando en más +...
Durante décadas esta uva sólo se usó para hacer claretillos de granel, pero hace diez años probé el primer tinto elaborado con métodos actuales y roble francés, y quedé perplejo.
Hoy ya hay varias bodegas apostando por ella y, aunque aún falta pulir algún amargor que disgusta a la crítica, para mí es un descubrimiento por su personalidad.
Hay gran complejidad de aromas en boca (en nariz desprende poco por ser muy glicérico), sobre todo a frutos rojos maduros, algo de hierba fresca, mentol, pastelería y en el post gusto, que es largo y delicioso, salen recuerdos a café natural, tabaco rubio y minerales..
El plato
Para los que vivimos en el Cantábrico, hablar de ventrisca significa el gran regalo del verano, el fruto más exquisito y codiciado de la costera por el que se pelean los hosteleros ya que acaparan el 90% de las que se sacan.
Para los que vivimos en el Cantábrico, hablar de ventrisca significa el gran regalo del verano, el fruto más exquisito y codiciado de la costera por el que se pelean los hosteleros ya que acaparan el 90% de las que se sacan.
Sin embargo, en el resto de España, ventrisca es sinónimo de conserva, una de las más deliciosas y cotizadas, pero conserva.
Hay que elegir aquellas marcas que especifiquen estar preparadas con aceite de oliva y usar bonito fresco, porque hay mucha morralla en el mercado y nada tiene que ver una buena lata, con esas guarras de túnidos de mar arábigo que se venden con marca blanca en las grandes superficies.
MARIDAJE
Hacer un picoteo con ventrisca de bonito, no es baladí, más bien hay que plantearlo como un primer plato en el que podemos alternar con anchoas, mejillones, mojama, etc., de modo que hay que tomárselo muy en serio porque, teniendo en cuenta las calidades de que hablamos en este libro, ese aperitivo se pondrá en un pico y no podemos pifiarlo por elegir un vino fuera de lugar.
MARIDAJE
Hacer un picoteo con ventrisca de bonito, no es baladí, más bien hay que plantearlo como un primer plato en el que podemos alternar con anchoas, mejillones, mojama, etc., de modo que hay que tomárselo muy en serio porque, teniendo en cuenta las calidades de que hablamos en este libro, ese aperitivo se pondrá en un pico y no podemos pifiarlo por elegir un vino fuera de lugar.
La ventrisca es grasa sobre grasa.
Es la parte más grasienta de los pescados (si son azules, ya ni les cuento, eso sí, Omega 3, cardiosaludables), metida en una lata con aceite (más ácido oleico) y pasada por calor intenso (autoclave).
El resultado es algo deliciosamente empalagoso (por eso ponemos un poco de cebolla y tomate, para aliviar), pero que requiere un vino que nos desincruste de la lengua ese barniz pastoso.
No voy a excluir los blancos, porque pueden tener tanta o más acidez que los tintos, pero en las pruebas que hicimos no rompían esa sensación de empastamiento, así que recurrimos a un joven de perfiles herbáceos (la crianza no hace sino reforzar la personalidad de la Prieto Picudo) y la sorpresa fue mayúscula y sorprendentemente integrada.
Hasta el vino salía reforzado, como más explosivo y alegre.