Salsa de crema
Cuando preparé la salsita para hacer las Cigalas gratinadas, me pareció una delicia, pero al pasar por el horno, el huevo se cuajó y perdió ese tacto aterciopelado y cremoso, así que pensé que era una salsa para usar templada, según se ligaba la yema. La probé con los espárragos en su jugo, y vaya que si estaba en lo cierto.
Es muy sencilla, sin riesgos de corte, como sucede con la holandesa y derivadas, pero tan deliciosa como estas.
En realidad esta receta es la base, el camino para conocer su espíritu, pero luego podemos tunearla según su aplicación o gustos. Por ejemplo se puede perfumar con especias, como romero, tomillo o incluso menta. Se pueden agregar ingredientes como champiñones o jengibre, en fin, un abanico infinito de aplicaciones.
ELABORACIÓN
Ponemos la mantequilla y la mostaza (cuidado con esta, porque puede marcar demasiado). Le damos calor hasta que empiece a hervir y cortamos con el vino. Aliñamos con el jugo de 1/4 de limón, la pimienta y una pizca de sal. Se deja cocer fuerte y, cuando se haya reducido a la mitad, bajamos el fuego y añadimos la nata. Debe ligarse bien y dejar cocer a fuego moderado hasta que empiece a quedar cremosa. Se retira del fuego y se reserva. Al momento de servir, se vuelve a calentar, se retira del fuego y se añade la yema cruda, que debe desleírse bien. Lista.