Cordero judeocristiano
Es obvio que en un día tan señalado como hoy, la gran vigilia de la cristiandad, lo más común sería hablar de bacalaos y de abstinencias, pero como seguramente esto será lo que hagan mis queridos colegas de otros medios, pues por aquello de dar otras visiones de la vida, vamos a preparar la Pascua, que es la gran fiesta de estos días, y con ella, recordar el porqué en estos días se suele comer cordero.
Además de por estar en sazón, que al fin y al cabo es lo más importante, el cordero es la comida de Pascua: "Guarda el mes de Abib, celebrando la Pascua de Yaveh, tu Dios; porque precisamente en el mes de Abib te sacó Yaveh, tu Dios, de Egipto, de noche. Inmolarás la Pascua a Yaveh, tu Dios, de las crías de las ovejas y de las vacas, en el lugar que Yaveh, tu Dios, haya elegido para poner en el su nombre; no comerás con ella pan fermentado, sino que por siete días comerás pan ácimo, porque deprisa saliste de Egipto..." (Deut, 16, 1-8), aquí empieza la historia del cordero pascual, en la señal que Yaveh dió a Moises para salir de Egipto, marcando con su sangre las fachadas de sus casas para que el angel exterminador pasase de largo ante sus puertas .
Luego llegó Jesús, y encarnó al cordero de Dios para salvación de sus creyentes. “Digno eres de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre has comprado para Dios, hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación, y los hiciste para nuestro Dios, reino y sacerdotes, y reinan sobre la tierra." (Ap. 5,12)
En el cristianismo primitivo, casi hasta el Concilio de Constantinopla de 692, a Jesús no se representaba jamás en la cruz, sino siempre encarnado en un cordero, no tanto para evitar la brutal imagen (hay que reconocer que un cadaver dislocado en una cruz, es una carta de presentación bastante salvaje para una religión), sino por las continuas menciones que de esa metáfora zoomórfica hacen de él sus apostoles. De hecho se utilizó como sello de reyes y de papas, y hasta las monedas de los primeros reinos cristianos se acuñaban con el relieve del cordero.
Y si el cristianismo no es sino una variante del judaismo (ni Jesús ni sus apóstoles renegaron jamás de su fé hebrea), el Islam lo es a su vez del cristianismo, y así, del mismo modo que los el pueblo de Israel rompe su ayuno con cordero asado, el Ramadán lo hace con un meshouie, que viene a ser el mismo plato.
Hay algunas normas sagradas que desde la antiguedad se mantienen, y así tal y como la Torah prohibe romper los huesos del cordero (San Pablo hacía notar que a Jesús no le rompieron las piernas en la cruz, como era costumbre habitual, por ser Él el Cordero de Dios) la tradición castellana tampoco lo hace, sino que, una vez asado, se dislocan estos con el canto de un plato, y la verdad es que su aspecto es mucho más apetecible que en los guisos asturianos, que como encima suelen poner algún pimiento morrón, pues realmente parecen una tragedia automovilística.
De razas no habla el Pentateuco, ni tampoco los apóstoles, ni tan siquiera Mahoma, pero para eso estamos los gastrónomos (me hace mucha ilusión sentirme profeta en mi tierra). Esta debe ser churra, y no merina, pero lo más importante es que no tenga más de tres semanas, y sobre todo que el maestro asador sepa lo que se trae entre manos.
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