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Biotecnología alimentaria

Gamba roja modificada
 
Gamba roja modificada
Diario El Comercio año 1997.
 

Se acabaron las vacaciones, para quien las haya tenido, y como ya estamos de nuevo en clase, pues vamos a iniciar el curso con un tema interesantísimo, apasionante, nada menos que la biotecnología, o sea un ladrillo que solo con oir su nombre, ya me vuelven las depresiones otoñales que me asaltaban cuando tenía que enfrentarme a otro curso con la bromatología pendiente.

Pero la dura realidad está ahí. Hace tan solo unos días nos ha llegado la noticia de que los científicos sajones no solo habían clonado a su ovejita Doly, sino que en una granja experimental gringa, desde hace ya varios meses anda pastando tan campante un ternero fabricado a partir de la célula de un feto, y que la explotación comercial de esta tecnología, estará disponible en breve para hacer como churros bueyes solo de carne, y vacas solo de leche.

Quizás no tengan patas, ni cabeza, ni rabo, porque son partes no rentables, pero a cambio quizás las vacas tengan unas ubres mayores que el cuerpo como bombonas de Butano.

¡Que risa!

Eso sí, esos mismos científicos afirman que una comisión de bioética y bioseguridad establecida por la Unión Europea en 1990, asegurará que no se hagan experimentos con humanos.

¿Han dicho ética?
¡La madre que los parió!

Menos mal que ya se acabó la guerra del Vietnam, porque sino ya estarían los yanquis produciendo en serie Rambos con cara de chino para darles caña a los jemeres rojos.

Si el profesor Mendel se hubiera imaginado hace siglo y medio la que iba a organizar con sus dichosos guisantitos, seguro que se hubiera dedicado a tocar la gaita.

Pero los padres de todo este desmadre fueron Watson y Crik´s, quienes en 1953 propusieron una posible estructura de la sustancia responsable de la herencia genética, el DNA, dicho en español: ácido desoxirribonucléico.
Poco después fue un asturianín, luarqués por más señas, quien empezó a argallar en estes gochaes, y le dieron un premio Nobel.

Claro que don Severo lo hacía pensando en producir fabes no flatulentas, y no aberraciones vacunas.

Y en este campo, o sea en la agroalimentación biotecnológica, parece que las cosas son bastante más positivas, y ya se producen varios vegetales transgénicos, los de mayor conumo mundial: algodón, soja, patatas, y maíz, que cumplen sus funciones específicas sin causar trastornos medioambientales.
Al menos eso dijo la directiva del Consejo de Europa en sus distintas comisiones al respecto: 90/219/CEE, 90/220/CEE, 94/15/CE, 93/572/CEE, 91/596/CEE, 94/211/CEE, y 94/730/CE.

También la FAO, Agencia para la Agricultura de Naciones Unidas, asegura la bondad de estos productos, y según la ley española 15/94, la disposición de la Comunidad Europea 90/220/CE, se ve implementada en nuestro país asegurando en su redacción que productos como la soja puedan “... tener efectos perjudiciales para la salud o el medio ambiente”.

Para tranquilizar aún más a los creyentes, me refiero a los que asumen la legalidad de las cosas oficiales, en un dossier de prensa que me envía una agencia madrileña para promocionar estos productos, se informa que también está en marcha un proyecto de biomédica llamado “Genoma”, que estudia ya los 100.000 genes que componen el organismo humano, y que parece ser que dará por resultado evitar todas las enfermedades hereditarias, así como la predisposición a determinados trastornos de origen genético.

¡Que bien!

¿Así que no se permite la manipulación genética en humanos?
Aldoux Huxley, que estás en los cielos,...

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Escrito por el (actualizado: 10/08/2015)