Museum Real
Este vino debe ser la pesadilla con que sueñan los bodegueros de La Ribera, porque virguerías como el César Príncipe, al ser de poca producción, no les quitan el sueño, pero Museum, además de formidable, es una potencia nacional.
La magnífica gestión que Félix Lezcano llevó a cabo en Cigales para demostrar que esa zona era lo mejor del valle del Duero, dió como resultado que grandes de España como éstos (son los dueños de El Coto y Barón de Ley), en vez de seguir el costoso y ya gastado camino de Ribera de Duero, apostasen por estas graveras y el resultado ha sido brutal.
Cuando vi la finca, me dije: “Dios creó esta meseta para plantar viñas”, porque es el más bello altozano, enológicamente hablando, que nunca contemplé.
El resultado es demoledor. Finca divina, terruño perfecto, inversión sin límites, tecnología y enólogo punteros = vinazo atómico.
Lo tiene todo, hasta elegancia, que es casi lo más difícil de conseguir con semejante torrente de frutas maduras, maderas tostadas, superestructura de acidez, minerales, etc.
Apostaron a lo grande (poner una etiqueta metálica tiene narices), pero mientras mantengan el precio, serán ganadores incontestables
Volvemos a lo mismo de todos los grandes vinos, sobre todo de los reservas, donde hay tanto y tan bueno, el éxito está asegurado. Es como buscarle un traje a Claudia Schiffer. A pesar de todo es un vino con mucho cuerpo, así que los chuletones peligran, mejor los asados. En Cigales hacen unas morcillas que llaman “de la Maruja”, muy especiadas, con aires mozárabes, algo sublime, pero difícil de combinar. Con este vino son todo un festín.