Pimientos rellenos de queso
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 1999.
Ya está el payaso este dándonos la vara con sus recetas exóticas, se dirán ustedes, pero es que resulta que no solo en Asturias sabemos cocinar, y como prueba del eclecticismo que debe suponer la cocina, he aquí una prueba de como un país como tan oriental como es Bulgaria, en su recetario tradicional incluye un producto como el pimiento, que fue traido por los españoles desde América.
Qué chorrada ¿verdad?, pero es que la receta es tan simple, que algo hay que decir para cubrir el expediente.
Aunque también se puede complicar hasta el paroxismo, solo hay que enriquecer el relleno con mas productos, como por ejemplo carne de cordero picada con piñones y pasas, y aromatizada con canela, comino y menta.
¿Quién dijo miedo?
La receta
Este plato se debe cocinar en dos tiempos.
*La primera fase consiste en asar los pimientos simplemente lavados y rociados un cun poco de aceite.
Para ello usamos una rustidera antiadherente (de las protegidas con Teflón ya que el juguillo que sueltan, al mezclarse con el suero del queso y el aceite, hacen una deliciosa salsita), que manchamos con un hilillo de aceite de oliva.
Ponemos en ella los pimientos y horneamos a 200ºC hasta que veamos que la piel se empieza a desprender y chamuscar (unos 10 minutos).
Mientras batimos el queso con un yogur enriquecido (en realidad debería usarse nata agria, pero en España no se encuentra), y un huevo.
Cuando los pimientos estén listos, se sacan del horno, se dejan templar y luego se parten a lo largo para poder retirar limpiamente el corazón con las pepitas(es mejor hacerlo sin moverlos de la propia bandeja para que no se desmoronen).
Una vez huecos, se rellenenan con la farsa y se rocían con un poco de aceite.
De esta forma ya están listos para el último recalentón, y así se pueden mantener durante varias horas, como de hecho suelen hacer en aquellos paises de Oriente Medio, donde se exponen en las vitrinas de los restaurantes populares.
Cuando se vayan a consumir, basta con meterlos a horno fuerte, (180ºC - 200ºC), hasta que veamos que el relleno de queso empieza a dorarse, y ya solo hay que servirlos, espolvoreados con un poco de sal gorda.
* El queso Sirene
Se trata de un queso de oveja semifresco conservado en salmuera (en realidad su nombre completo sería Bjalo salamuero Sirene), de los que familiarmente llamamos tipo Feta, pero es importante reseñar que la mayoría de los fetas que encontramos en el mercado son de leche de vaca (ya hablamos en su día que los daneses falsifican todo lo que pillan, pero usando siempre leche de vaca, por lo que el sabor no se parece ni por asomo).
Hay otros quesos similares, como los Beli sir Bijeni sir de Yugoslavia, el rumano Telemea, el turco Beyaz peiniri, pero tan dificiles o mas de encontrar como el Sirene.
En esta misma gama hay uno delicioso, el Halloumu, también falsificado por los daneses con el nombre de Halloumi, y que originalmente se hace en la isla de Chipre con leche de oveja y conservado en una salmuera aromatizada con menta fresca, que para la receta de hoy, es ideal. Desgraciadamente su producción es escasa, y no lo he visto nunca en Asturias.
Así pues la mejor solución es el Feta, pero el griego, de leche de oveja, porque antes que usar un feta danés, mi consejo es probar con un manchego 100% oveja y de baja curación, que aunque no se parezca en forma, si lo hace en sabor.
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