Aguacate con camarones
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 1997.
En la columna contigua doy algunos consejos de como se debe elegir un aguacate, sin embargo la cosa es bastante complicada aún para quien como yo, lleva más de treinta años años comiendo esta fruta, y es que si bien hoy día su consumo se ha popularizado tanto que es habitual encontrarlos en cualquier gran superficie, lo que no se ha establecido todavía son sus categorías en función de su calidad, y si contamos con un frutero competente, de esos que no dejan que las señoras manoseen y aplasten la fruta, lo mejor es pedirle consejo y que sea él quien no escoja las mejores piezas, justo en el punto de maduración para su consumo en el día elegido.
Ya simplemente cortado en lonchas y con un poco de sal, si están en su punto, son una delicia, y para aquellos que tienen zonas picadas, o pecan un poco de verde, lo mejor es picarlos finamente, con un poco de cebolla muy fina, unos taquitos de tomate (medio tomate pequeño por cada dos aguacates) aceite de oliva refinado, sal y limón. Se remueve bien con un tenedor hasta que tenga aspecto de pasta cremosa, y ya tenemos el famoso guacamole, que en mejicano quiere decir: salsa de aguacate.
Contando con que las piezas estén en su punto, vamos con la receta del día.
La receta.
Los aguacates se cortan siempre por su ecuador más largo, o sea, teniendo en cuenta que tiene forma de pera, se parte longitudinalmente, desde el rabo hasta la flor, haciendo un corte profundo en la pulpa hasta tocar el hueso, que es de grandes dimensiones, como un huevo de gallina.
Al quitar el hueso tendremos dos cavidades que podemos rellenar con un picadillo de gambas, manzana, huevo duro y salsa rosa, pero el que no conozca esta fruta, se comerá el relleno y dejará el aguacate, que es lo más rico.
Por eso yo recomiendo sacar parte de la pulpa con una cuchara, y mezclarla con el relleno, así ya por lo menos se prueba su sabor.
Para hacer la salsa rosa o cocktail, vamos a poner dos cucharadas de Ketchup, una copa de vermut rojo, media taza de mahonesa y salsa picante (Tabasco) según el gusto y aguante de los comensales.
A mí me gusta moverla poco, así en vez de rosa queda como con vetas amarillas y rojas, muy patriótica.
Las gambas si son pequeñas se deben cocer apenas medio minuto, como quien dice un solo hervor.
Lo más interesante y a la vez dificil, es el montaje, que bien hecho puede ser tan espectacular y preciosista como un búcaro de flores, pero si no se cuida puede parecer un accidente de automóvil.
Una vez retirada parte de la pulpa, ponemos una capa de relleno de gambas con salsa rosa.
Encima de esta, ponemos una bola hecha con guacamole, y alrededor, separando ambos colores, clavamos unos totopos (triangulos de maíz fritos), y para rematar alguna gamba entera y una ramita de perifollo.
Si le interesa leer más sobre este tema, pinche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio.