Ensalada de hinojo con salmón ahumado
La génesis de esta receta tiene su origen en una de las personas que conozco que más odia todo lo que sea vegetal, mi querido amigo y compañero de las letras vitícolas, Andrés Proensa.
Al parecer de pequeño su madre le obligaba a comer aquellas porquerías de acelgas y judías verdes que no sé porque razón a las hijas de la posguerra tanto fascinaban, y un día se juró a sí mismo que de mayor jamás ingeriría nada que no corretease por la tierra o nadase por los mares.
Pero hete aquí que, después de las navidades y como la edad no perdona, debió pensar que una temporadita a dieta no nos vendría mal, de modo que me pidió que el número 47 de la revista planetAVino, tratase únicamente de recetas depurativas.
Allí narré las virtudes y manejo de las alcachofas (a la vinagreta y a la plancha), de una sopa milagrosa de apio y cebolla que la dietista de mi niña le recetó para eliminar líquidos (todavía no he colgado la receta), y este extraño mejunje, que mire usted por donde, resultó de lo más agradable.
Reproduzco el texto publicado para evitar duplicidades.
La tercera hortaliza que consideramos más depurativa es el hinojo, una planta mediterránea por excelencia y que por algún extraño motivo ha dejado de consumirse en nuestro país (en Italia hacen auténticas delicias con su finocchio. Si entienden italiano, busquen recetas en Internet porque verán qué virguerías, como los famosos Finocchi gratinati).
Tiene un montón de virtudes ya que reduce la hipertensión, elimina la retención de líquidos y oliguria, baja la hiperuricemia, combate la gota y la artritis, pero por lo que más se conoce es por su eficacia en la reducción de peso. Eso dicen.
Yo suelo echarlos al caldo, con un trozo de carne de ternera, una zanca de pollo, zanahoria, puerro, apio y cebolla. Aporta un tenue sabor anisado exquisito y si se pica y se sirve con el consomé, pues está de rechupete. Y también se puede triturar en la Turmix y obtendremos una crema de verduras espectacular. En Francia se usa mucho en sopas y como guarnición (con diez minutos al vapor queda impecable y luego se puede filetear y rehogar con aceite o mantequilla).
Aquí les propongo una ensalada porque su tacto crujiente es muy agradable, de modo que quien no lo conozca, de esta forma encontrará un plus de exquisitez (el tacto fofo de las hortalizas cocidas suele resultar un poco asqueroso para mucha gente). El problema, o ventaja, según se mire, es que en crudo despide un sabor mucho más fuerte a anís, y eso puede chocar. Precisamente para mitigar este impacto, es por lo que pongo un poco de salmón ahumado, que si bien no es depurativo, a cambio es cardiosaludable por su elevado contenido en Omega 3 y contiene vitaminas B2, B3, B6 y B9 y B12.
La receta
La receta es bien simple, pero conviene escoger bien los bulbos, que estén tersos y sin golpes. Se conservan bien en la nevera, pero a veces pasan demasiado tiempo en frutería y se deterioran. Aún así conviene lavarlos bien y pelar un poco la capa externa, sobre todo para quitarle los nervios que pueden resultar filamentosos. Luego se cortan al través en lonchas de ½ centímetro de grosor y los desmenuzamos un poco con los dedos. Colocamos las tiras de salmón ahumado con el mejor gusto que Dios nos haya dado y rociamos todo con un aliño de aceite de oliva, sal, pimienta y zumo de limón (bien batido).
También se pueden añadir unos berros, son una verdura muy depurativa y combina de maravilla con estos sabores, lo malo es que el hinojo es de invierno, y los berros de verano, aunque como ya todo viene de invernadero, pues no creo que haya problemas.