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Febrero 2007
Si durante la última década del siglo XX todos nos preguntábamos qué revoluciones sociales nos traería el tercer milenio, hoy, tan solo siete años después, ya podemos afirmar que una, tan sutil como una brisa de río pero que ya se ha mostrado más poderosa que el más devastador de todos los huracanes, es Internet.
Poco a poco ha ido cayendo por toda la Tierra, como esa fina lluvia que en Asturias llamamos “orvallu” y que los campesinos saben que puede calarte hasta los huesos, aunque los desaprensivos turistas digan despectivos y desafiantes: “¡Bah! Esto es solo un calabobos”.
No sabemos lo que la “Bolt Beranek and Newman” pretendía con su disparatado proyecto (pueden ver un magnífico sobre los orígenes de este invento en El verdadero origen de Internet ) ni hasta donde puede llegar, lo que sí sabemos es que, en poco más de una década, Internet se ha convertido en un sistema de comunicación que está dejando obsoleta a la propia televisión y cuyo potencial inminente, como herramienta de compra, va a poner patas arriba a sectores como el editorial (si queréis ver mi nuevo trabajo, podéis pinchar en Ritos, comidas y tradiciones de mesa, en la masonería.), el discográfico (Universal, la mayor compañía discográfica del mundo, ha lanzado al mercado una descomunal oferta de descargas gratuitas ante la imposibilidad de controlar el sector tradicional, echad un vistazo a Universal backs free music rival to iTunes , está en inglés pero se entiende) y hasta parece que los peliculeros, ante el fracaso de los gangsters de Hollywood frente a e-mule, están diseñando fórmulas comerciales para regalar sus filmotecas antes que hacer el ridículo y perderlo todo.
Y con la gastronomía ¿qué pasa, hay también movida? Pues sí, una pasada
Desconozco los métodos para obtener cifras en este mundo virtual, lo que sí les puedo afirmar es que mi descomunal biblioteca gastronómica se ha quedado como un adorno de tienda hortera, como aquellas palmatorias que en los años cincuenta eran imprescindibles en todos los hogares españoles porque la luz se iba y venía a su antojo, y que hoy, si tenemos un apagón, no sabemos ni qué existen, porque ya solo se usan como cacharro decorativo en un aparador o en una rinconera con otros cobres comprados en la semana de la India de El Corte Inglés.
Todo está en Internet, y las pocas cifras de que dispongo, me ponen los pelos de punta. Con una sorpresa técnica que vamos a colgar la semana que viene, Dios mediante, contamos llegar al millón de visitas al mes antes de Semana Santa.
En Google, incluso con búsquedas tan locales como “Cocina asturiana” , aparecen más de un millón y medio de resultados, y no digamos ya en artículos más generales como "Historia del vino en América" en que llegué a referenciar hasta 10.000.000)
- Oiga, pregunta un internáuta que ya se ha perdido tres veces por las páginas linkadas, ¿Piensa usted hablar de los blogs o nos va contar más guerritas de su web?
- Usted perdone, tiene razón, era para meter en escena a los de mi quinta, porque todavía hay muchos colegas, sobre todo hosteleros, que piensa que Internet es solo un truco para distribuir pornografía y juegos pirateados.
Bien, pues uno de los fenómenos más sorprendentes de los últimos meses (apenas llevan un par de años en funcionamiento y ya hay millones), son los blogs, unas páginas personales gratuitas en las que los usuarios se convierten en autoeditores de sus propios artículos y que, con el último aporte audiovisual YouTube, son un verdadero crack comunicativo.
Para los que vemos la gastronomía como una expresión cultural, este paso es un verdadero sueño: millones de personas de todo el mundo intercomunicando sus experiencias culinarias, sus hallazgos en arqueología, sociología, antropología o etnografía gastronómicas, sus sensaciones organolépticas, sus vivencias personales entorno a una mesa. Una especie de macro foro mundial en que un funcionario de Correos de San Antolín de Ibias, en la asturiana sierra de Rañadoiro, le pregunta a un gaucho de la Pulpería de Chacharramendi, en plena pampa argentina, como prepara el chimichurri, aunque lo más probable sea que este le conteste que igual que en la parrilla de Santa Eulalia de Oscos, porque él es de Ribeira de Piquín y si ahora vive en la provincia de Utracan es porque sus cuñados, con los que montó un chigre en Grandas de Salime, le juraron abrirle en canal como un conejo. ¡Qué bonito!
Un joven de Buenos Aires, que firmaba como Dulce Julián, nos divertía cada semana con alguna nueva ocurrencia.
Platos caseros, entrevistas a sus personajes favoritos, cartas a amigos cocineros de todo el mundo hispano, etc. Una delicia, aunque hace ya casi un año que lo cerró. Quizás haya muerto, porque este valiente muchacho, cuando me entrevistó, me dijo tenía SIDA y que estaba cumpliendo su última ilusión, escribir de cocina. Ojalá que no sea este el motivo del cierre de su blog y que solo se deba a haberse ido de vacaciones a la Patagonia y haberse enamorado locamente de un fornido indio tehuelche.
Pero todo lo bueno, también tiene su lado malo
Esta semana me ha asaltado un ex militar, quizás prejubilado, quizás renegado, porque apenas tiene cincuenta años, que, al parecer ocioso, pretende convertirse en periodista gastronómico, me imagino que para comer y beber gratis (hay no pocos antecedentes, yo conozco a uno que viaja de gorra por media Europa por haberse hecho presidente de una asociación de sumilleres, sin haber servido una copa vino en su vida), y aprovecha este arma gratuita (digo lo de arma como metáfora hacia su anterior ocupación como artillero), para colarse por la puerta falsa en un oficio que algunos pretendemos mantener con cierta dignidad profesional.
Me pidió que le hiciese la cata de cierto vino para compararla con la suya y cuando vi la ficha que había usado, comprendí la magnitud del despropósito.
Este personaje, que ya me trataba de colega y compañero porque era el coordinador de un foro gastronómico de cierta Universidad virtual, no solo no había realizado el más elemental curso de cata, sino que, a tenor de lo que expresaba, no creo que apenas hubiese leído un par de revistas o guías especializadas, porque en “su ficha”, obviaba datos tan elementales como el periodo de crianza del vino y “sus Notas técnicas” eran, textualmente, las siguientes:
Notas técnicas:
Forma de la copa: Burdeos tinto
Lugar/condición: Salón de nuestra casa con iluminación de halógenos
Hora: 21:30 horas
¡Acojonante!
Ni que decir tiene que también hace nada menos que “Fotografía gastronómica” (indescriptible, salvo que usemos términos escatológicos) y “Reportajes o Especiales Gastronómicos”, imagínense, hagiografías al panadero de la esquina o al ranchero del restaurante donde va el domingo a comer una paellita con la señora, especializado en “fuás y fideuás”, y que aprovecha la entrevista para poner a parir a los “Críticos gastronómicos” (me imagino que porque está en ninguna guía), reivindicando subvenciones en concepto de I+D, porque, según él, hacen “Cocina Tradicional y Alta restauración”.
Me niego a dar la dirección o cualquier pista para que localicen esta página, porque sería dar aire a un esperpento tan patético que cae en lo sórdido, pero les aseguro que es como para hacer todo un estudio sobre despropósitos en el ejercicio del periodismo gastronómico.
Cosas veredes amigo Sancho ..., esperemos que el siguiente paso de Internet sea establecer un segundo nivel de acceso para filtrar toda la basura que circula y que podría acabar por contaminar un nuevo mundo que se presenta apasionante.
A raíz de este artículo, publiqué una receta, Carrilleras al vino, donde denuncio algunas burradas que suelen circular sin el menor control por la red (como decir que las carrilleras son las cocochas del buey) y que propició un interesantísimo intercambio de información con un médico catalán, quién puntualizó tan magistralmente estos malentendidos, que adjunté su carta a dicha página, por lo que les aconsejo que echen un vistazo a ese trabajo pinchando aquí.
Otro ejemplo de blog personal, pero honesto y con contenidos de interés por lo bien desarrolladas que están sus recetas, es uno con el que enlaazo en mi receta Späzle, porque él lo hace mejor que yo ..., que ya es decir :-)
Si quieren recomendarnos algún blog divertido, honrado e interesante, que trate de cocina o gastronomía en general, pueden hacerlo pinchando en Contacto y, si no hay sospechas de advenedizos camuflados, será inmediatamente incluido en nuestra sección de Enlaces