Baltasar Gracián Viñas Viejas
Bodega San Alejandro
Tinto con barrica
D.O.: Calatayud
Añada: 2002
Uvas: Garnacha
Crianza: más de 10 meses de barrica
Precio: 5,80
Temperatura de servicio: 15ºC
Publicado en el libro Asturias gastronómica, año 2005/2006. El nombre entre parentesis corresponde al restaurante donde se prepara el plato (mas información en el botón Restaurantes de Asturias).
Tinto con barrica
D.O.: Calatayud
Añada: 2002
Uvas: Garnacha
Crianza: más de 10 meses de barrica
Precio: 5,80
Temperatura de servicio: 15ºC
Publicado en el libro Asturias gastronómica, año 2005/2006. El nombre entre parentesis corresponde al restaurante donde se prepara el plato (mas información en el botón Restaurantes de Asturias).
Bien podemos decir que esta es una de las estrellas mas espectaculares que mostramos en nuestra carta, lástima que ya escasée porque eso dispara las alarmas: o subirán el precio o bajarán la calidad. De momento, 10/10.
Es posible que cogiesen la idea de los prioratos, pues vale, pero lo único cierto es que no creo que nadie soñase que de las humildes y vilipendiadas uvas garnachas de Aragón (de Calatayud, para mas recochineo), pudiese salir un vino tan alucinante como este.
Es como King Kong, gigante, poderoso, negro, misterioso, hasta exótico, pero también dulce y cariñoso, capaz de hacernos llorar y de levantar pasiones, aunque haya quién quiera tirarle a matar.
Reconozco que es el estilo de vinos que a mi más me gusta, golosón, con maderas tostadas que recuerdan al café moka, con ese puntín de canela y chocolate que le ponen los austriacos a todo, denso pero a la vez alegre, que es la peculiaridad mas sorprendente de estas garnachas que suelen pecar de pastosas.
No tengo ni idea del tiempo que durará en botella, pero me temo que poco, aunque la cosecha del 2001 sigue estando rompedora, eso sí, con varias horas de oxigenación.
Es posible que cogiesen la idea de los prioratos, pues vale, pero lo único cierto es que no creo que nadie soñase que de las humildes y vilipendiadas uvas garnachas de Aragón (de Calatayud, para mas recochineo), pudiese salir un vino tan alucinante como este.
Es como King Kong, gigante, poderoso, negro, misterioso, hasta exótico, pero también dulce y cariñoso, capaz de hacernos llorar y de levantar pasiones, aunque haya quién quiera tirarle a matar.
Reconozco que es el estilo de vinos que a mi más me gusta, golosón, con maderas tostadas que recuerdan al café moka, con ese puntín de canela y chocolate que le ponen los austriacos a todo, denso pero a la vez alegre, que es la peculiaridad mas sorprendente de estas garnachas que suelen pecar de pastosas.
No tengo ni idea del tiempo que durará en botella, pero me temo que poco, aunque la cosecha del 2001 sigue estando rompedora, eso sí, con varias horas de oxigenación.
Aquí no caben muchas pamplinas, de hecho, aunque en Asturias no sepan qué es el ternasquico, unas chuletillas de ese cordero echas a las brasas de sarmiento (de garnacha, claro), son todo un desafío, una tentación malvada, porque nos podemos comer toda la cabaña aragonesa y bebernos la cosecha. En El Fondín preparan un conejo casero que me recuerda a aquellos sabores maños y que puede dar buena compañía a este baturro de pro.