Arzuaga crianza 2012
Arzuaga crianza
Bodega Arzuaga-Navarro
www.arzuaganavarro.com
D.O.: Ribera de Duero
Uvas: 90% Tinto Fino, 7% Cabernet Sauvignon y 3% Merlot
Crianza: 16 meses en barricas de roble francés y americano al 50%
PVP: 15,50 €
You can see the English version by clicking on Arzuaga with Mole from Huajuapan
Extracto del libro Vinos españoles con cocinas exóticas
Han pasado más de dos décadas, casi un cuarto de siglo, desde que Florentino Arzuaga fundara una de las bodegas más polémicas de la Ribera del Duero, quizá porque con sus 150 Ha. a más de uno se le abrieron las carnes.
Ya es un clásico y sus vinos están fuera de discusión porque hasta este “sencillo” crianza ha obtenido un sobresaliente en la guía Proensa, lo cual es poner una pica en Flandes.
Es un vino de gran intensidad aromática, sobre todo con frutas negras bien maduras, enmarcadas por una madera limpia e integrada, que deja esos tonos balsámicos, ligeramente ahumados y avainillados de los grandes vinos de la Ribera.
Es importante destacar su estructura de boca, en primer lugar porque se siente carnoso, pero también porque indica que aún siendo solo crianza, aguantará bastantes años ganando matices en botella.
Mole de Huajuapan
También conocido como Mole de caderas o Mole de chivo, esta es una especialidad con la que rivalizan los estados de Puebla y Oxaca, más concretamente las ciudades de Tehuacán y Huajapan de León respectivamente, donde se celebran fiestas multitudinarias en las que cada año se sacrifican unos 30.000 animales, lo que da idea de la magnitud de los actos a los que acuden más de 50.000 personas.
Es un plato muy diferente a lo que solemos identificar como “Mole”, porque es casi una sopa de carne con verduras, eso sí, con sabores sorprendentes, nada parecido al tradicional Mole poblano o de guajolote, ni por supuesto a ningún otro guiso de cordero que se prepare en ninguna otra parte.
Podemos afirmar que es un claro ejemplo de la riqueza de la cocina mexicana, una de las más variadas y exquisitas del mundo.
Maridaje
Este es un maridaje descabellado que yo nunca hubiera intentado, pero como Nacho Arzuaga lo probó en México y me dijo que era una pasada, pues no me quedó más remedio que ponerme manos a la obra, y vaya que si era un acierto, uno de los maridajes más espectaculares de este libro.
En principio yo hubiera ido por el camino de los vinos refrescantes, un blanco o un rosado, porque los moles son platos muy cálidos y un tinto de este porte era como apagar un fuego con gasolina, pero no fue así y esta es la magia de los maridajes, cuando algo sin sentido funciona, el resultado es espectacular.
Siendo ya de entrada un vino de elegante porte, tras probar el mole, se creció, se mostró más rotundo, con más cuerpo, incluso más goloso. El toque de distinción que necesitaba este plato festivalero.