Tarta de horchata y bizcochos borrachos de Oporto
En realidad se trata de una gelatina porque no lleva ni harina, ni huevo, ni mantequilla, los tres ingredientes básicos de la repostería, de hecho ni se usa calor, salvo para disolver la gelatina.
Sin embargo, he de informarles de que estaba realmente brillante, una verdadera delicia, original, fresca y con sabores nuevos y el aspecto, a mí me parece una monada.
Elaboración
En un molde desmontable, ponemos los bizcochos y vertemos por encina de ellos el vino para emborracharlos. Yo pensaba que así, se quedarían en el fondo, pero cuando vertemos la horchata, flotan, así que, quizá haya que hacer la gelatina y ponerlos sobre ella para darle la vuelta al desmoldar y que quede de base.
Preparamos la horchata separando 1/3 a un cazo en que disolvemos el agar agar. Hay que llevarlo al hervor para que este desarrolle su potencial gelificante. Luego se añade al resto y se vierte en el molde.
A partir de aquí ya trabaja sola. En un par de horas de nevera estará completamente cuajado y listo para adornar y servir.
Yo le puse mermelada de arándanos y frambuesas, pero cada cual puede poner lo que le venga en gana
Maridajes
¿Oporto? No, nunca, yo nunca acompaño un plato con el vino con que lo he preparado, así que vamos a bajar un poco por el mapa hasta la hermosa bahía de Setubal, donde se produce el mejor moscatel del mundo. Hay mil marcas, pero de las que conozco, el que más me gusta es el Bacalhôa por su cuerpo, casi agridulce y sus aromas intensos a moscatel, flor de naranja, limones, té y uvas pasas. Tiene varios mese de crianza en barrica de roble y así es un vino oscuro que marca lo que vamos a encontrar en la copa. Debe servirse bien frío y es delicioso, ideal para acompañar mil postres.