Sopa de Yogur
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 2000.
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS
2 Pepinos pequeños
2 yogures griegos
aceite de oliva
1 Manojo de menta fresca
Evidentemente estos días no son los más propicios para tomar sopas frías, ni menos aún tan refrescantes como es esta mezcla de yogur y pepino, pero como hoy hablo de este producto, pues por si se templa el clima, valga la licencia.
Además es uno de los mejores remedios contra la resaca, y esos fenómenos se dan por estas fechas con mucha frecuencia.
O si van esquiar y se queman la cara, meten la cabeza en una pota de esta sopa, y mano de santo.
Es una combinación maravillosa, y en función de las proporciones de agua que pongamos, y de las hierbas aromáticas que incorporemos, obtendremos desde una refrescante bebida, óptima para acompañar platos picantes (en la India se llama Raitas y se toma para refrescar la boca después de comer los temibles vindaloos), hasta una espesa salsa como es el Tzatiki griego, con que acompañar las hortalizas a la brasa (hoy hablamos del Asador de Abel donde preparan esta especialidad).
El Cacik Turco, o Djadjik como se dice en sefardí, está entre lo uno y lo otro, y aún así permite bastante fluctuación de textura según se le añada agua o no (los bebedores de Raki la prefieren espesa para sentar el estómago, ya que además de elemento gastronómico, es un excelente protector estomacal y regulador intestinal).
La receta.
La elaboración es muy sencilla ¿de qué si no les hubiera metido todo este rollo?
Empezamos popr lavar bien los pepinos y cepillarlos a lo bestia hasta arrancarles buena part de la piel (si uno prefiere ser mas fino, se pueden pelar a medias con un mondador, tira sí, tira no).
Luego se parten longitudinalmente al medio, y cada mitad otra vez igual, para así facilitar la extracción de la zona blanda que lleva las pepitas.
Se pica groseramente y se cubre de sal gorda durante un par de horas.
Luego se ponen en la turmix (hacerlo a mortero es una paliza) junto con los yogures, un chorrito de aceite de oliva virgen, un diente de ajo muy finamente picado (si no gusta el ajo crudo debe prescindirse de él), tres ramitas de menta fresca y un chorrito de agua helada.
Se tritura a máxima velocidad, y cuando ya no se vean trozos de pepino, se vierte en una sopera de porcelana (o de Pyrex), y se deja un pr de horas enfriando en la nevera.
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