Gazpacho con marisco

En una olla ponemos todos los ingredientes bien picados, los tomates (mejor sin piel), la cebolla, el pimiento, el pepino y las zanahorias.

Añadimos sal, vinagre y si le regimen no es demasiado extricto con las calorías, un poco de aceite de oliva virgen, que es muy sano, y muy bueno para el colesterol.

Cubrimos de agua y trituramos con la batidora hasta hacer un puré homogeneo.

Si disponemos de turmix se puede hacer más rápido y siempre queda mejor, pero se manchan más cacharros porque hay que ir pasando el gazpacho a otro recipiente (no hay vasos de turmix en que quepan los más de dos litros que vamos a obtener con estas proporciones).

 Ahora viene el truco: 

Dejamos reposar de un día para otro, y volvemos a pasarlo por la turmix, así el gazpacho en vez de presentarse granuloso, quedará cremoso.
Además es el momento de corregir de sal y vinagre, porque no sé que reacción quimica se producirá, pero si lo dejamos a punto en caliente, cuando reposa se pone rabioso de vinagre y sal.

Esto es un gazpacho ligth, ya que no lleva pan ni aceite, y se puede variar con otras hortalizas al gusto, tales como apio, remolacha o incluso patata, si nos gusta espeso

* Los mariscos 

El marisco tiene la ventaja de que tiene pocas calorías, y además es tan dificil de digerir, que se puede considerar que el esfuerzo que tiene que hacer el cuerpo ya casi consume las calorías que aporta.
Y si tenemos en cuenta las que hay invertir para ganar el dinero que cuesta, entonces ya, dieta pura.
Pero no es necesario poner langosta del Cantábrico, ni langostinos de Huelva, aunque pudiendo, pues mejor.
Los mejillones son muy nutritivos, saludables, deliciosos, y sobre todo baratos.

En la receta he puesto el surimi de langosta, y aunque a mí estos preparados me dan un poco de asco, la verdad es que estas colitas (por la forma, digo) no están del todo mal, y si se laminan muy finamente y se ponen en el gazpacho, pues hasta dan el pego.

También se puede poner una guarnición de huevo duro picado. Total un par de huevos repartidos entre cuatro, apenas suponen 40 calorías per capita, lo que sigue manteniendo el plato dentro de lo más ligth.

El apio crudo picado en daditos es otra variante muy agradable, y hasta sofisticada, y de calorías, nada.

Otra opción es mandar a paseo el apio, el surimi, el gazpacho y la madre que los parió, y zamparse una buena langosta a la plancha con vinagreta y mahonesa, pero ese ya es otro régimen.

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