Valserrano Finca Monteviejo
Bodegas de la Marquesa
DO: Rioja
Uvas: 95% Tempranillo, 5% Garnacha
Crianza: 16 meses de barrica nueva
P.V.P.: 30 €
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Chuletillas de lechazo al sarmiento, con un reserva de Rioja.
Extracto del libro COMER CON VINO, Maridajes de la buena mesa española, del que pueden ver más pinchando en más +...
Ésta es la joya de la corona de una bodega que en pocos años ha sabido dar un giro copernicano a su política de producción, logrando pasar del anonimato, a estar en los primeros puestos de las más prestigiosas guías españolas.
Es un vino de corte riojano clásico, pero modernizado, aligerado de maderas y con una complejidad de matices que varía casi milagrosamente en función del producto que acompañe, pasando de destacar el bouquet, a quedar en segundo plano las frutas, como describimos en el maridaje.
Podríamos considerarlo como un todo terreno de lujo.
El Plato
Esta especialidad castellana es una de esas maravillas de la gastronomía española impensable en el resto del mundo y al que pocos mortales tenemos el privilegio de acceder, unos porque fuera de España no se permite el sacrificio de estos deliciosos animalitos y otros, ya españoles, porque no podemos hacer en casa una fogata con sarmientos de viña, tan importante es la calidad del corderito, como la de las ascuas.
La fina leña de viña, aporta unos sutiles aromas ahumados a la suave carne, como ninguna especia puede equivaler.
También se hacen en Rioja, pero un corderito de Aranda de Duero no tiene parangón.
MARIDAJE
Es uno de los maridajes más sorprendentes que he vivido en mi vida, y fue por pura casualidad.
Estábamos haciendo un artículo para la sección “Comer en torno a un vino” (nº 19 de la revista planetAVino) y, a Andrés Proensa, se le ocurrió maridar la cocina arandina de Seri (Mesón de la Villa), con este rioja.
Además de un éxito, lo más sorprendente fue como el vino cambiaba radicalmente según acompañase uno u otro plato: con la ensalada de perdiz escabechada se mostró áspero y duro de maderas, pero al pasar a las chuletillas, desaparecieron los aromas secundarios y salió un fruta madura, ciruelas negras, arándanos, algarrobas…, un frutero de piezas maduras.
Fue como si hubiese varios vinos en la mesa, toda una experiencia fascinante de cómo podemos modificar la percepción de un vino en función de la comida degustada.
Después de las chuletillas seguimos con asado de lechazo y el vino siguió en esta misma línea de vinazo goloso, amplio, exuberante, así que algo especial debe tener el cordero castellano con los grandes de Rioja.