Vicuana 2004
D.O. Rioja
75% Tempranillo 25% Graciano,
Fermentación maloláctica en barrica, y 6 meses con las lías y otros 9 de crianza.
P.V.P. 21
Tras el éxito de La Vicalanda y siguiendo sus pasos, Pepe Hidalgo nos ha regalado con esta nueva joya que la bodega define como "Estilo Libre", lo que dicho en plata significa que se pasan por lo forros las absurdas exigencias de los obsoletos consejos reguladores que todavía no se han enterado de que no es lo mismo 12 meses de barrica nueva que de roble gastado y no saben como recalificar los conceptos de crianza, reserva, etc.
Hace un año, con motivo del último Grandes de Rioja , probamos el vino en bodega y nos maravilló, pero ahora está aún más afinado, sedoso y elegante, una virtud que la parkermanía había dejado de lado, provocando una especie de embrutecimiento de los vinos que quizás fuese con la idiosincrasia del nuevo Mundo, pero que en la vieja Europa ya se había superado hace siglos.
El vino es poderoso, con aromas complejos y exuberantes donde predominan las frutas rojas muy maduras y la vainilla, quizás todo ello resaltado por esa crianza sobre lías.
Es curioso que, recién abierta la botella, el vino huela intensamente a café, quizás incluso torrefacto, aromas empireumáticos, pero al cabo de un par de horas estos se suavizan y aparecen los frutales y especiados, de lo que se deduce que debe airearse con un par de horas de antelación.
En boca ya es la fiesta porque, a lo ya mencionado, se se suman sabores a toffe, y sensaciones golosas, aunque ese toque fresco y desenfadado que aporta la Graciano, hace que su carnosidad no sea empalagosa, sino de una complejidad que requiere concentrarse para poder definir todos sus matices.
Podríamos llenar un folio si contamos todo lo que se percibe, pero baste explicar que ese toque exótico, como a vino del Emisferio Sur, se debe a esta singular uva y que en esta cosecha se manifiesta más que en algunos monovarietales, sin duda debido a una buena maduración.
Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, el vino está muy en Rioja, quizás no como aquellos fantasmas del 70, pero sí en la linea que inició Contino a principios de los ochenta.,
Por supuesto que el vino está sin filtrar, en rama, como deberían salir ya todos los grandes vinos, aunque no por ello pierde brillo en copa, quizás porque, según dice la ficha técnica, ha sido limpiado con clara de huevo.
El precio, que en bodega es de 21€, encarta puede rondar los 40€ (habrá algún imbécil que lo triplique, pero en ese caso lo mejor es cambiar de restaurante), lo cual no es broma, pero en este caso merece la pena porque subirá el tono de la comida al rango de palaciega.
Hay tanto vino que no es fácil buscarle novia y es que los grandes, los grandes de verdad, deben disfrutarse solos, al menos hasta haber descubierto toda su complejidad. Necesita sabores poderosos, como los de la casquería, pero sin salsas (sobre todo sin pimentón) que distorsionen. En Gijón hay un sitio que se llama el Mesón de Sancho donde hacen una parrillada de mollejas y riñoncitos de cordero, justo a la medida. Pero reserven porque es diminuto y si vienen desde Huelva y no tienen mesa, pues ¡qué faena!