Piedra Roble
Piedra roble
Bodega Estancia Piedra
www.estanciapiedra.com
D.O.: Toro
Uvas: 90% Tinta de Toro y 10% Garnacha.
Crianza: 6 meses en barricas de roble francés (80%) y americano (20%).
PVP: 9€
Extracto del libro Vinos españoles con cocinas exóticas.
Hay quién habla de modas, pero a mí me parece un descubrimiento que no va pasar así como así porque el resultado es realmente delicioso, golosote, como a mí más me gustan los vinos, respetando por supuesto los grandes reservas, pulidos y aterciopelados, que siempre serán la cima de la pirámide.
La uva Tinta de Toro, que ya se considera ampelográficamente una más de las variantes de la Tempranillo, en esta región da unos vinos densos, carnosos, con sabor a frutas maduras, y que, al pasar seis meses por barricas nuevas, adquiere esos matices de cacao, vainilla y regaliz, que los hace aún más espectaculares y golosos.
En este caso se ha redondeado la faena añadiendo un 10% de uva Garnacha, otra variedad que en las tierras toresanas hace grandes vinos aunque de corto recorrido, algo que no es problema en este caso porque un “Roble” suele considerarse que tiene tres años de vida.
Tamales gratinados
Desde muy niño los tamales fueron una de mis más preciadas golosinas. Son un simple cilindro de masa de harina de maíz, relleno generalmente con mole de pavo, que se envuelve en unas hojas de mazorca, se cuecen al vapor y los venden las tamaleras por las calles de todos los pueblos de México.
Esta es una variante algo más sofisticada, un plato de restaurante, no de puesto callejero, porque se cubre de mole y queso, y luego se gratina, lo que requiere un plato y cubiertos para su consumo.
Son sabores contundentes, poderosos, casi radicales, pero que una vez asimilados, ya nunca se olvidan, porque recuerden que la cocina mexicana es una de las más ricas, variadas y sofisticadas del mundo.
Maridaje
Como en casi todos los platos que presentamos en este libro, estos tamales contienen varios elementos sápidos que ya suponen un maridaje en sí, porque en cada bocado registraremos el dulce sabor de la masa de maíz, el potente mole, con su sabor a cacao, y el queso fundido, que tampoco es manco.
Una solución salomónica es recurrir a un blanco perfumado, siempre superan el obstáculo de los picantes y especias demasiado intensas, pero Inma Cañibano me comentó que los había probado con su vino y que resultó sorprendentemente armonioso, así que probé y en efecto, el vino mantenía el tipo de maravilla y el maridaje resultaba espectacular, sin duda por la gran potencia de los taninos.
Sí es aconsejable probar el vino fresco, como en bodega, a unos 14ºC, nunca más de 16ºC, porque de esta forma se refuerzan la acidez y los matices vegetales.