Ercavio Roble
Tinto crianza
Con más pena que gloria, pero sobre todo con un esfuerzo titánico y unas ganas e ilusión dignos de levantar un monumento, algunos bodegueros manchegos están luchando contra una imagen maldita de graneles, de vinos destinados a la alcoholera, de bebedizos de Tetrabrick. Este, además de todo eso, está de morirse, casi inconcebible que de esa tierra pueda salir algo tan perfumado, tan afrutado, tan fresco.
Olvídense de que están ante un Mancha, piensen en Priorato, Somontano o los Riberas de hace veinte años.
Pidan una botella bien fresquita para tomar de aperitivo, para catar, porque es muy probable que si la meten directamente al menú, a pesar de su juventud, al segundo trago les resulte hasta cansado de beber, así que imagínense de qué pedazo vino estamos hablando.
El joven está delicioso, pero a sus perfumes de frutas negras sobremaduras, compota de ciruelas, frambuesas, arándanos y moras, en este crianza se suman, y digo suman porque no liman en absoluto todos estos aromas, los propios de una madera joven muy tostada, lo que hace que el vino sea aún más goloso, casi un bombón, por eso advierto que, según con qué platos, puede llegar hasta ser empalagoso.
MARIDAJE
Tacos de bacalao a la portuguesa (Restaurante sidrería Trabanco).
Lo que propongo es todo un espectacular festival de sabores y perfumes.
Nada sofisticado, todo a lo bestia, como en una orgía romana.
Por un lado el grasiento, salado y marinero bacalao, encima un dulce sofrito, casi turriadín, de cebolla y pimiento, y de vez en cuando, un fresco trago de frutas cuyos aromas nos saldrán hasta por las orejas.
Publicado en el libro Asturias gastronómica, año 2.003.