Tzatziki de calabacín y hierbabuena
Esto no es un capricho de cocinerito de diseño, si no una penosa obligación.
A mí el Tzatziki (Salsa de yogur y pepino) tradicional me vuelve loco. Aún recuerdo la primera vez que probé esta refrescante salsa, que fue en el puerto de Haifa, en Israel, donde casi me pongo malo de tanto comer falafels en los puestos callejeros. En aquellas pitas gigantes rellenas de falafels, propiamente dichos, de garbanzos, metían varias ensaladas, y te regaban todo con tzatziki, de morirse.
Yo he preparado mil veces esta salsa en mi casa, pero desde hace tres años, los pepinos que encuentro en Asturias huelen y saben a queso, inexplicable pero asqueroso, así que he renunciado incluso a hacer tzatziki.
Como hecho tanto de menos esta salsita, pues he buscado una alternativa, y mira por donde, he dado con una buena solución, cambiar los apestosos pepinos por frescos calabacines tiernos y pequeños.
Elaboración
Ponemos los yogures en un bol grande, lo rociamos con el zumo de medio limón, un chorrito de AOVE, el ajo muy, muy, muy picado, y la hierbabuena también fina, rectificamos de sal y pimienta. Reservamos.
Lavamos bien el calabacín, lo cortamos, sin pelar, en brunoise y lo añadimos al yogur. Se remueve bien y ya tenemos nuestro nuevo tzatziki.