Crema de cebollino
Teníamos una hermosa lubina salvaje del Cantábrico para hacer a la plancha, y a mi chica se le antojó un alioli para acompañar las patatas al vapor. Hasta ahí todo bien, lo malo fue que, al abrir la nevera, comprobé que no me quedaban huevos, de modo que adiós mahonesa y adiós alioli.
“Pues invéntate algo” me espetó como si fuese un demiurgo, y claro, uno que tiene su orgullo, pues metió de nuevo la cabeza en el frigorífico y al final se me ocurrió esta salsita que resultó más molona de lo imaginaba.
Es muy suave, a pesar de llevar mucho cebollino y hasta un diente de ajo, pero el aroma es delicioso. De hecho, desde este día, cuando ponemos patatas al vapor de guarnición con algún pescado, ya no quiere alioli sino esta salsita tan simpática.
La receta
En realidad es más sencilla casi que el propio alioli, porque basta con picar muy fino el ajo, más visibles ya los trocitos de cebollino y echarlo todo en el vaso de la minipimer para levantar la nata con las varillas.
Yo le pongo también el zumo de medio limón y un chorrito de AOVE, no sé, quizá por aquello de recordar sabores de aliño. Bueno, y por supuesto sal y pimienta.
Es importante que la nata esté bien fría porque sino no monta.
También recomiendo que hagan un seguimiento de las diferentes marcas porque está habiendo un cierto desbarajuste. Por ejemplo las de la Central Lechera Asturiana, son infames, sobre todo la que denominan “Para montar”. Un día estaba líquida y no montó ni a tiros, y la segunda vez estaba hecha una masa, algo tan asqueroso que no las he vuelto a probar.