Pipirrana de aguacate

Ya sé que el nombrecito se las trae, pero no quiero oír ni un reproche, porque estuve de llamar a este plato “Pipirrana veleña”, porque es en esta localidad malagueña donde más y mejores aguacates se crían de toda España, concretamente en la plantación “Rancho antillano”, de mi queridísimo amigo Julián Díaz Robledo.
Entrañable vecino, aunque seas madrileño como yo, te dedico este plato que seguro que bordas en tu preciosa casa veleña (no desvelo su ubicación porque sé que eres muy celoso de tu intimidad).
Como verán por los ingredientes, esta receta es más malagueña que Antonio Banderas, pero la mezcla de ellos, crea un conjunto que haría levitar al propio Picasso.

Elaboración 
En un bol, batimos el AOVE con el limón y las especias.
En una ensaladera, ponemos los ingredientes cortados en mirepoix o parmentier  (brunoises gruesas), siguiendo el orden inverso a su consistencia, abajo el pimiento, encima la cebolla, luego el tomate y por el fin, el aguacate.
Rociemos con el aliño, removemos bien pero con mimo, y listo.
También había pensado en poner unas aloreñas (DOP Aceituna Aloreña de Málaga), pero las pipirranas no llevan olivas.
Si conseguimos mollete antequerano, pues divino, si no, un buen candeal está de relamerse con esos juguitos.
Yo me la zampé sobre unos mejillones (foto adjunta), a guisa de vinagreta, y qué pasada.

Maridajes

No soy partidario de poner grandes vinos con las ensaladas, aunque este lleva limón y no vinagre, pero Málaga es una provincia histórica en la producción vinícola, así que, duro con el vino.
Antaño, el vino de Málaga era famoso por falsificar los mejores dulces del mundo, pero hubo problemas, lo que acompañado de la especulación inmobiliaria y la prepotencia de los bodegueros centenarios, acabó con la tradición.
Afortunadamente hoy han florecido nuevos vinos de mesa con la D.O. Sierras de Málaga, como el Vetas de uva Petit verdot, o, si prefieren un blanco, el F.Schatz de  Chardonnay, dos grandes recién llegados al palmaré nacional.